11 de diciembre de 2011

Gobernanza y pobreza

Política y políticas de la “pobreza”
Andrés Mideros Mora

La pobreza es la falta de bienestar. La brecha entre situación actual y lo que como sociedad se entiende por bienestar/desarrollo/buen-vivir. El tema está en debate desde inicios del siglo pasado, y algunos de los consensos son: i) la pobreza es multidimensional, ii) la definición que se use, define las políticas que se implementan, iii) la pobreza se puede reducir tanto mediante crecimiento económico como mediante redistribución, iv) el efecto del crecimiento depende de la distribución inicial de la renta y de las instituciones de redistribución (protección social), y v) el efecto de la redistribución depende de la calidad de las políticas sociales.

Vicente Albornoz y Manuel Chiriboga ofrecen opiniones distintas sobre la situación de la pobreza en el Ecuador. El primero se limita a presentar como mecanismo de reducción de la pobreza al crecimiento económico. Por su parte Manuel Chiriboga, presenta los dos mecanismos (crecimiento y distribución vía política social). De esta manera se muestra un ejemplo de la discusión política y de políticas alrededor del tema de la “pobreza”. En mi opinión, Manuel Chiriboga hace una presentación más completa e informativa, mientras que Vicente Albornoz parte de una posición política. Es correcto tener una posición política, pero se requiere objetividad.

Mi posición es que la pobreza no se debe reducir, se la debe eliminar. Las políticas deben garantizar máximos de bienestar y desarrollar instituciones equitativas. El crecimiento económico es importante, pero para eliminar la pobreza se debe garantizar, por lo menos: i) igualdad de oportunidades, ii) garantía de derechos, y iii) protección social.

Se debe partir por definir que es bienestar, y de ahí generar una definición de pobreza. La forma de abordar el tema lleva a la selección de políticas, y se debe tener en cuenta que detrás existen criterios políticos y por ende la defensa de intereses. Dejar de lado la redistribución, es defender los intereses de quienes se benefician mayoritariamente del crecimiento. Dado el nivel de inequidad en el Ecuador, eso quiere decir únicamente de quienes tienen más (dinero). La alternativa no es "no crecer", las preguntas son: cómo, cuanto y porqué crecer?, y cómo, cuanto y porqué redistribuir?. Además, el desarrollo y el bienestar (y por ende la pobreza) son más que crecimento económico e ingreso. El bienestar incluye mucho aspectos cualitativos que difícilmente se limitan al campo de la economía.

Al final, el debate es para una sociedad justa y equitativa. Pero no existe un criterio universal para esto. Se requiere de cohesión y diálogo social, para definir la sociedad que queremos. Se requiere participación para la construcción político-social de lo que se entiende como bienestar. Es necesario un pacto social para promover el bienestar. Pero también el pacto económico y fiscal, para la provisión de bienes y servicios desde lo privado, lo público y lo popular, así como desde todo tipo de alianzas entre estos sub-sistemas.

4 de diciembre de 2011

Pobreza y gasto social

Pobreza, presión fiscal y gasto social
Andrés Mideros Mora

La “pobreza” se reduce en América Latina. Así lo ha señalado la CEPAL en el Panorama Social 2011. Esta mejora se debe a cambios en las políticas sociales y fiscales en la región. Sin embargo, quedan pendientes reformas institucionales y estructurales para una economía inclusiva y equitativa (Ver por ejemplo: Gasparini et al (2008), Lustig (2009), Cornia y Martorano (2010), Cornia (2010), Cornia et al (2011), Barrientos (2011), Cecchini y Martinez (2011), Lustig (2011), Gasparini et al (2011) y Gasparini y Lustig (2011), entre otros). Desde el campo de la política pública se ha superado la falsa creencia de que el crecimiento económico es suficiente para reducir la pobreza y la inequidad. El efecto depende de la estructura distributiva así como también de los conceptos que se utilicen (¿Qué es pobreza?, ¿Qué es equidad?) (Ver por ejemplo: Mideros (2011)). Además, siendo la reducción de la pobreza (y no el crecimiento económico) el fin/objetivo de desarrollo, se puede seguir a Bourguignon (2003) y decir que el crecimiento económico puede reducir la pobreza absoluta dado un nivel de inequidad, pero para reducir la pobreza relativa se debe alterar la distribución (primaria y secundaria) de la renta. Por último, la pobreza se puede reducir mediante redistribución (sin necesidad de crecimiento económico), dado un nivel de desarrollo.

El crecimiento económico es importante y necesario, pero lo que es fundamental para el desarrollo es la distribución del bienestar. Este es uno de los deberes del Estado, en particular cuando las estructuras económicas y políticas y sus instituciones son inequitativas. Ahí se refleja la elección social por mayor distribución y provisión de bienes públicos (que garanticen acceso equitativo). De la misma manera se da una elección social para generar sistemas de protección social que garanticen una vida digna a todos y todas, independientemente de la posición que se ocupa en el mercado de trabajo.

Dejando la discusión teórica de lado, en el Ecuador el debate del presupuesto 2012 coincide con la aprobación (cuestionada) de una reforma tributaria. Con la finalidad de aportar una (de tantas) miradas sobre el tema, y motivado por un artículo de desinformación (Vicente Albornoz en diario El Comercio) a continuación una breve reflexión sobre el gasto social y la pobreza en el Ecuador.

En el siguiente gráfico se puede observar la tendencia (creciente) del gasto social y de la presión fiscal (impuestos como porcentaje del PIB). Además, se observa la reducción de la pobreza (por ingreso) entre el año 2000 y 2010. Para referencia se presenta la pobreza por consumo, a fin de evidenciar que entre el año 2000 y el 2006, la reducción de la pobreza corresponde al retorno a la situación anterior a la crisis, y no a un escenario para comparar/evaluar políticas con el periodo post-2006. Finalmente, se presenta la serie de pobreza multidimensional entre 2006 y 2010 (Mideros, 2011). Es importante señalar la tendencia decreciente de la pobreza entre 2006 y 2010, no solo entre 2009 y 2010. Además, la severidad de la pobreza se está reduciendo. Es decir, cada vez hay menos “pobres” (en número de personas), y los “pobres” cada vez son menos pobres (en términos de bienestar).


Por su parte en el siguiente gráfico (series logarítmicas) se observa que la presión fiscal creció a una tasa mayor entre 1995 y 2001, que entre 2006 y 2010. El gasto social decreció o se mantuvo constante entre 1995 y 2005, para incrementarse desde el 2006. Mientras que la economía crece (en términos reales per-cápita) al 2% en promedio. La diferencia es que antes de 2006 los recursos públicos servían para pagar deuda externa, después de 2006 se usan en inversión social. Tanto el gasto social como la presión fiscal, en el Ecuador, son variables políticas que reflejan el equilibrio entre el pacto social y el pacto fiscal, y por ende son resultados de los procesos de gobernanza y elección social.


La siguiente tabla muestra algunos de los resultados logrados en el Ecuador entre 2006 y 2010 en términos de reducción de la pobreza multidimensional (Mideros, 2011). La tabla indica el porcentaje de personas con algún nivel de carencia en diferentes dimensiones de bienestar. El bienestar (reducción de carencia) se ha incrementado entre 2006 y 2010 gracias a las políticas sociales implementadas (financiadas desde el presupuesto del Estado, y por lo tanto mediante el pago de impuestos de todos/as).


Los mayores logros, desde las dimensiones analizadas, se dan en acceso a agua y alimentación, lo que se relaciona con mejoras en el acceso a servicios públicos y la reducción de la pobreza de ingreso extrema. En segundo lugar, se encuentra el acceso a seguridad social y servicios de salud (el acceso se ha incrementado). Si bien la mejora en la dimensión de educación es la menor en términos porcentuales, está se incrementa al analizar los grupos etarios de niños, adolescentes y jóvenes donde el acceso a educación ha aumentado notoriamente.

Esta breve reflexión pretende aportar al diálogo social e ir profundizando en el entendimiento de la necesidad de equilibrar el pacto fiscal y el pacto social. La sociedad requiere de bienes y servicios públicos y para ello se requiere recaudar impuestos, y se requiere ciudadanos/as responsables en el pago de impuestos. Los impuestos financian la política pública y generan el nivel potencial de inversión que se puede realizar como sociedad. El gasto social es una inversión en desarrollo, genera equidad y bienestar de manera directa y aumenta la productividad futura de la sociedad y la economía. La alternativa de bajar impuestos y reducir el gasto social, limita el acceso al bienestar (lo hace exclusivo de quien puede pagarlo) y reduce la cohesión social. Eliminar la pobreza y reducir la equidad es una decisión de todos/as. Sin duda, se debe exigir y garantizar inversión de calidad (suficiente, eficaz y eficiente). Al discutir la política fiscal y la política social, se debe mirar tanto cantidad como calidad, y los objetivos de la sociedad que se quiere construir.

27 de noviembre de 2011

Proforma 2012: USD 26.109 millones

Presupuesto 2012
Andrés Mideros Mora

Al inicio de una semana donde el Presupuesto General de Estado (PGE) será discutido, es importante revisar algunas de las cifras a fin de reflexionar y opinar con información. La proforma del PGE para 2012 es de USD 26.109 millones (36,5% del PIB estimado), es decir USD 2.160 millones más que en 2011. Los supuestos macroeconómicos del Ministerio Coordinador de la Política Económica (MCPE), estiman que la economía (PIB) crecerá en 5,4% en 2012. En este sentido el crecimiento del PGE, en términos reales, es similar al previsto para la economía (5,7%).

Del total del PGE, USD 7.547 millones (29%) se destinan a gastos en personal. Al desagregar este rubro por sector se observa que el 53% (USD 3.972 millones) se concentra en Salud y Educación. Es evidente que servicios de salud y educación pública requieren personal. Además, el 16% (USD 1.192 millones) se concentra en el sector de Defensa Nacional. Es decir, el 70% del gasto en personal en el PGE se destina a salud, educación y defensa/seguridad. Cuidado con argumentar la reducción de estos sectores.

El segundo grupo de gasto, por monto, es el referente a bienes y servicios de consumo (USD 5.996 millones, 23%). Este grupo se concentra en el 75% (USD 4.486 millones) en el sector del Tesoro Nacional, y corresponde al Ítem “Derivados de hidrocarburos para la comercialización interna”. Es decir, corresponde a subsidios. Un rubro que se debe reducir, pero que de hacerlo inmediatamente tendría efectos negativos en inflación e inversión.

En tercer lugar se encuentra el grupo de transferencias y donaciones (USD 5,368 millones, 20%). Las transferencias de capital (USD 3.016 millones) corresponden, casi en su totalidad, a Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD). En otras palabras corresponde en gran medida al presupuesto de los GAD. Por su parte las transferencias corrientes (USD 2.352 millones) se concentran en la seguridad social.

El sector social representa el 28% del PGE (USD 7.260 millones). Educación concentra el 16% del PGE, seguido de salud (6,8%), inclusión económica y social (4,5%) que incluye al Programa de Protección Social y al Bono de Desarrollo Humano (USD 795,5 millones), vivienda (0,4%) y trabajo (0,2%).

Por su parte, el Plan Anual de Inversiones (PAI) asciende a USD 4.799 millones los que se concentran (77,5%) en los siguientes rubros:
-     USD 995 (20,7%) desde el Ministerio de Electricidad y Energía Renovable. Concentrados en los proyectos hidroeléctricos Coca Codo Sinclair (USD 384 millones) y Sopladora (USD 182 millones),
-     USD 918 millones (19,1%) desde el Ministerio de Obras Públicas para infraestructura vial mayoritariamente,
-     USD 383 millones (8,0%) en ingresos y transferencias. Este rubro se concentra en el Programa de Indemnización para el desenrolamiento de servidores públicos (USD 155 millones) y el Metro de Quito (USD 150 millones),
-     USD 334 millones (7,0%) en salud, para infraestructura y medicina preventiva,
-     USD 280 millones (5,8%) en educación, destinados principalmente a infraestructura y alimentación escolar,
-     USD 211 millones (4,4%) desde el Ministerio del Interior para equipamiento e infraestructura para seguridad,
-     USD 193 millones (4,0%) en inclusión económica y social, de los que USD 145 millones están destinados a programas de desarrollo infantil,
-     USD 159  millones (3,3%) desde el Ministerio de Defensa Nacional,
-     USD 124 millones (2,6%) en Justicia, en particular para la infraestructura necesaria para la operación del nuevo sistema de gestión, y
-     USD 123 millones (2,6%) desde la Secretaria Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (SENESCYT).

Por el lado de los ingresos, USD 10.362 millones (39,7%) se generan desde la recaudación de impuestos. De estos, USD 3.025 millones (29,2%) corresponden a ingreso a la renta global; USD 4.644 millones (44,8%) al I.V.A; USD 1.258 (12,1%) a aranceles de las importaciones; y USD 447 millones (4,3%) por el impuesto a la salida de divisas. El segundo rubro en importancia corresponde a la participación en los ingresos petroleros (USD 4.488 millones, 17%), seguido de los ingresos por regalías y exportación directa de petróleo (USD 3.915 millones, 15%). Finalmente, se prevé un monto de USD 4.848 millones (18,6%) de financiamiento público.

Esta semana se debatirá la Proforma presupuestaria en la Asamblea Nacional. Ahí la importancia de reflexionar sobre el presupuesto para plantear opiniones. La estructura del presupuesto muestra una visión de provisión pública de bienes y servicios, y la necesidad de mejorar la cobertura y calidad de sectores como salud, educación, seguridad y justicia. Además, el plan de inversiones muestra la priorización en infraestructura que a la larga se convierte en mayor productividad. La inversión social es sobre todo un derecho y un medio de desarrollo social, pero además es una inversión para mejorar la capacidad productiva del país. Ante la critica al "elevado" gasto en personal, se debe entender que este se concentra en salud, educación y seguridad. Estos sectores son intensivos en personal (i.e. doctores/as, enfermeros/as, policías, militares). Es en el presupuesto, al momento de definir el nivel y distribución de los recursos públicos, donde se ven las prioridades de la sociedad y la valoración de realizar estas inversiones para el desarrollo del país y la construcción de una sociedad justa y equitativa.

23 de noviembre de 2011

Coyuntura: Instituciones, política, participación ...

Política, participación, instituciones, toros y otras cosas del momento
Andrés Mideros Mora


Esta reflexión busca repasar brevemente algunos temas a los que es considero se debe dar seguimiento. Un eje fundamental en los cambios que está viviendo el Ecuador es la consolidación de instituciones. Por lo menos para quienes creemos que las instituciones son un factor fundamental para el desarrollo. ¿Qué tipo de instituciones? Instituciones que garanticen justicia y equidad, para tener un desarrollo sustentable para la reproducción de la vida y la garantía de derechos. Por lo menos, ese tipo de instituciones son las que deberíamos fomentar. Hay que vigilar hacia dónde vamos. En este sentido, hay varios procesos en marcha: (1) reforma a la “justicia” en manos del Consejo de la Judicatura transitorio, (2) la “reforma” tributaria, (3) la propuesta de Ley de comunicación, (4) la reforma al Código Penal, (5) la propuesta de reforma a la Ley de seguridad social, ojala y sea de protección social integral. Mientras esto ocurre, excelente documental nos recordó lo trágico que es el abuso del poder, e invita a tener en mente el “nunca más”. Es fundamental, para avanzar, no olvidar lo que como sociedad se ha vivido. Por otro lado, el Yasuní crece en apoyo dentro del país (ojalá y lo haga afuera también), y con esta propuesta un ejemplo para el mundo. Así que “yasunizate”. Finalmente, se dieron cambios en el Gabinete, y el ambiente político se enfoca en las elecciones de enero de 2013.

En este escenario, es importante tener en mente que los comentarios y acciones estarán pensando en las elecciones. Así por ejemplo, hay que recordar que un banquero defiende los intereses de la banca. Y que desarrollo no es hacer de la tienda un cajero. También, que hay quienes hablan, sin sustento ni propuestas, por todos los medios y usando muchos nombres, para ver si ganan votos mientras desinforman. Es importante antes de repetir cualquier comentario o reflexión (incluyendo esta) informarse directamente y participar. Pero hay que tener presente que los medios de comunicación, en este tiempo y en Ecuador, no son “independientes”, sino la voz de la “oligarquía”, y entonces, la defienden. Pero recordemos, también, que el mandato ciudadano de revolución es por instituciones independientes, justas y equitativas, y vigilemos que eso se cumpla.

Con eso en mente se puede entender mucho de lo que se está diciendo/haciendo y de lo que no se dice/hace. Un factor de especial atención es el proceso de reforma a las instituciones de Justicia, en especial de la Corte Constitucional. Esta tiene un papel fundamental para frenar cualquier intento de abuso actual y/o futuro. Así mismo, vale recordar que estamos en tiempos de indignación, y hay que ser coherentes, contra la inequidad del sistema económico “de libre mercado”, y contra la inequidad en el acceso al “poder político” y la toma de decisiones. Es importante avanzar en la profundización de la política social y eliminar (no reducir) la pobreza, fortalecer la economía popular, recuperar el espacio público para los/as ciudadanos/as y la autoridad pública en la gestión y organización de las ciudades (antes en Quito y aún en otros sitios, en manos de empresas privadas o cuasi-privadas, con “eficiencia” a conveniencia de pocos).

Finalmente, en este ambiente, no pueden faltar los toros, los taurinos y los anti taurinos en Quito. Aquí una reflexión sobre la necesidad de despolitizar (en el sentido electoral) el tema. En Quito, la reforma a la ordenanza no cumplió con el sentir de la población. El Concejo Metropolitano podía (y debe) eliminar muerte y tortura antes, durante y después. Pero tampoco puede ir solo. La abolición de las corridas de toros debe venir como resultado de un proceso social. La lucha sigue, y se debe ser activo/a en manifestaciones contra la muerte y la tortura. Exigir mayor decisión al Concejo. Para avanzar se requiere, por lo menos, dos momentos. Primero, manifestación, debate, mesas de diálogo, sensibilización y concientización. ¿Porqué? Por respeto a todos/as; porque tanto la abolición como el no cambiar nada, sin debate, son autoritarias; y además porque el tema llama a la reflexión sobre varios y diversos derechos, que se contraponen. Segundo, la decisión debe darse por consulta popular, donde se respeta el criterio de todos/as por igual.  ¿Otra consulta? Si, es necesaria porque la anterior no la convocó el pueblo, ni fue clara (eso siempre se supo). Además, el Concejo Metropolitano ni debe ni puede definir el tema. La consulta debe ser despolitizada (en relación a la elección de autoridades). Debe darse a petición popular (recolectando firmas para decidir, no para pedir que otros/as decidan) y con una pregunta redactada como resultado del diálogo anterior. ¿Será mucho pedir? Y aquí responsabilidades en todos/as. El Municipio de Quito debe generar los espacios para un debate profundo. Por otro lado, todos/as debemos participar. No se puede permitir que se pierda toda la conciencia lograda sobre el respeto a la vida. Se debe avanzar en los derechos de participación, y en el uso de la democracia directa. No se puede caer en lanzar piedras, palos y pintura sin acompañarlos de una propuesta. No se puede permitir que grupos que se creen “representantes” de todos/as politicen el tema (recordemos que estamos en tiempo pre-electoral y esos grupos tienen intereses). Hay que evitar, en este momento, que el tema se use para ganar o para quitar “votos”. La lucha es por la vida, y las soluciones se construyen participando, dialogando y ejerciendo la democracia. Esperemos que el Concejo Metropolitano entienda que el tema se debe seguir discutiendo, y esperemos que todos/as estemos dispuestos a manifestarnos y a debatir. La última palabra no está dicha.

24 de octubre de 2011

Entre lo fiscal y lo social

Reformas tributarias
Andrés Mideros Mora

Leí en la prensa (El Comercio) un artículo sobre las reformas tributarias en el Ecuador. Más allá de que no compartí ni la forma ni el fondo con que se trató el tema, me hizo reflexionar. Parece que hay varias cosas que no están claras al momento de hablar de una reforma tributaria. Primero, la reforma se debe aprobar en la Asamblea Nacional. El SRI presenta al Presidente una propuesta. Segundo, algunos puntos que deben estar claros: (1) los impuestos financian el Estado, (2) el Estado usa los impuestos para brindar bienes y servicios a toda la sociedad, (3) los impuestos, también, son una herramienta para modificar las preferencias de consumo, (4) los impuestos reflejan una elección social, y (5) los impuestos deben ser progresivos para garantizar equidad. Equidad horizontal que demanda igual trato a personas/entidades iguales y equidad vertical que demanda trato diferente a personas/entidades diferentes. Y la diferencia entre personas/entidades se da en la “capacidad contributiva”.

El actual gobierno ha planteado varias reformas que han permitido, junto a una mejor recaudación, aumentar los ingresos tributarios de USD 4,8 mil millones (11,7% del PIB) en 2006 a USD 7,8 mil millones (13,7% del PIB) en 2010, con una tasa de crecimiento real anual, promedio, de 8%. Es importante señalar que la presión fiscal (impuestos como porcentaje del PIB) es menor a la que presentan Brasil y Chile (15%), y menos de la mitad del promedio en los países de la OECD (34,8% en 2008). Por su parte el gasto social pasó de representar el 4,7% del PIB en 2006 al 8,1% del PIB en 2010, con una tasa de crecimiento real anual, promedio, de 24%. La economía (PIB) creció a una tasa real anual, promedio, de 3,4% entre 2006 y 2010. En 2011 el PIB crece a tasas mayores.

En el mismo periodo (2006 a 2010), el porcentaje de personas con ingresos menores a la línea de pobreza (USD 56 per-cápita mensuales en 2006) se redujo de 37,6% a 33,1%. La severidad de la pobreza por ingreso pasó de 8,6 a 7,1. La pobreza multidimensional bajó de 17,9 a 15,6. El porcentaje de personas sin acceso agua potable de redujo de 32,1% a 27,9%. El porcentaje de personas con acceso a computadora en el hogar pasó de 19,6% a 28,2%. El porcentaje de personas afiliadas a la seguridad social pasó de 15,5% a 20,6%. Se han construido y mejorado carreteras, centros de salud, centros educativos. (datos)

La política social requiere financiamiento. El financiamiento viene de la sociedad mediante el pago de impuestos. Una reforma tributaria se entiende si tiene como objetivo generar bienestar. Para ello los beneficios (mayor consumo de bienes y servicios públicos) que se tendrán, como sociedad, deben superar los costos (reducción de consumo de bienes y servicios privados, reducción de inversión por parte de agentes-maximizadores-de-renta). En un esquema que busca la economía social y solidaria se debe encontrar el balance entre la Sociedad, el Ambiente, la Economía (popular + privada + pública) y el Estado.

Lo extraño de las pre-propuestas de reforma tributaria, o mejor dicho de la falta de decisión para presentarla es que no se lograba definir ni el objetivo ni el mecanismo. Se ha planteado una reforma “verde” que buscaría modificar hábitos de consumo hacia bienes y servicios amigables con el medio ambiente. Sin duda una forma de generar valor social. Se busca aumentar el impuesto a la salida de capitales, que está muy bien, aunque se debe pensar en excepciones y compensaciones para insumos (no sustituibles a corto plazo) y para migrantes. Al final el objetivo de ese impuesto es que el ahorro nacional (público y privado) se convierta en inversión el país y no en otros lugares.

Pero se deben transparentar varios temas. Una política social fuerte requiere financiamiento. No se ha presentado el argumento de que los impuestos se deben incrementar a fin de que el Estado pueda proveer los bienes y servicios necesarios (e.g. educación, salud, protección social, seguridad, justicia). Sin duda, de la mano se debe combatir, penalizar y eliminar la corrupción; se deben fortalecer las instituciones; lograr independencia de poderes; crear medios de comunicación independientes (de intereses políticos y económicos); generar un sistema financiero que sea actor de desarrollo (canalizador del ahorro hacia la inversión); regular la irresponsabilidad de la empresa privada.

Se debe dejar de lado posiciones dogmaticas que dicen que un Estado grande es malo, con el único argumento de que “el mercado es perfecto”. Ya sabemos que no lo es. Tampoco con el argumento de que la planificación centralizada garantiza el bienestar de todos/as. También, sabemos que no lo hace. Se debe tener equilibrio. El accionar del Estado se debe juzgar por su capacidad de proveer bienes y servicios con calidad, suficiencia y eficacia, también con eficiencia (pero no únicamente). Si hay otra manera (no pública) de proveer estos bienes y servicios y generar mayor bienestar, se lo debe hacer. Pero que el argumento venga con la propuesta (que quede claro que el fin es el bienestar no la rentabilidad ni la eficiencia sin suficiencia).

Pero también se debe generar conciencia social. El pacto fiscal debe responder al pacto social. Si se quiere bienes y servicios púbicos de calidad, hay que pagar impuestos. Si se quiere educación, salud, seguridad social, seguridad física, instituciones de calidad, se debe contribuir como sociedad. La contribución se da mediante el ejercicio de la ciudadanía. Sus derechos y deberes. La participación y el pago de impuestos, entre otros.

Al analizar la reforma tributaria (ahora que ya hay un proyecto, se podrá reflexionar en detalle) se debe pensar en su efecto en el bienestar, y en los objetivos que se tienen como sociedad. Es momento de empezar a pensar un proyecto de país.

19 de octubre de 2011

Protección Social - Seguridad Social: Reforma sí, pero integral.

Reforma a la Protección Social
Andrés Mideros Mora

La Protección Social se debe reformar en el Ecuador. Se debe profundizar, ampliar y mejorar. Eso es claro. Pero se debe ser responsable en las propuestas. La reforma debe ser integral, efectiva y sustentable. Integral en el sentido de que debe abarcar todos los espectros de protección, y acompañar el ciclo de vida de la persona. Efectiva como medida de cobertura de riesgos, herramienta de eliminación de la pobreza y la inequidad económica, y motor de desarrollo. Sustentable al hacer un balance entre el pacto social y el pacto fiscal que hacemos como sociedad. Pacto social desde los objetivos de justicia, equidad y protección que definimos para todos/as. La protección social es un tema universal. Pacto fiscal en cuanto es la sociedad la que debe financiar el pacto social.

La reforma a la protección social es urgente, pero debe ser responsable. Se debe dejar de lados proyectos de parche, a favor de un grupo o de otro. Hay muchas inequidades. La mayor es la baja cobertura a la población afroecuatoriana e indígena. La baja cobertura en zonas rurales. También la falta de cobertura a personas (hombres y mujeres) dedicadas/os a la economía del cuidado. La baja cobertura a jóvenes profesionales. El acceso, cobertura, calidad y calidez en salud y educación.  Se debe  ampliar cobertura y mejorar beneficios. Difícilmente se puede pensar en reducir la edad de jubilación. Se deben ampliar los servicios de manera integral hacia la niñez y adultos mayores. Se debe llevar los servicios y beneficios a los territorios mediante el sistema de distritos. Hay que vincular la protección social con la economía social y solidaría. Se debe entender que la protección social no es solo la seguridad social (aunque si parte importante).

Un llamado a que el debate sea para una reforma integral.

17 de octubre de 2011

Indignados/as

Indignados del mundo, uníos!!!… y después
Andrés Mideros Mora

La indignación está en boga. Ya lo escribió Stéphane Hessel, y muchos/as otros/as lo han escrito y dicho antes. Ya se lo dijo en Puerta del Sol en Madrid, se lo dice en Wall Street, y se lo ha venido diciendo en tantas plazas, desde hace tantos años. Hoy lo dicen millones de personas en centenares de plazas alrededor del mundo. Indignaos!!!

Y para indignarse sobran los motivos. Uno podría incluso indignarse de haberse indignado recién, e indignarse por los/as que aún no se indignan. Indignaos!!!.

¿Cuáles son los motivos de la indignación?. En el 2011 (y antes) la indignación se da por la injusticia. Pero, ¿qué es justo?. Parece que la desigualdad económica, social y política es injusta. Vaya descubrimiento. “Nunca es tarde”. Lo interesante es que si la desigualdad es injusta, entonces el sistema es injusto. El sistema económico (capitalista) se basa en desigualdades. Dualidades. Indignaos!!!

La indignación ya estaba presente antes de que alguien escriba un libro, y mucho antes de que en Madrid se tome este nombre y los medios de comunicación lo masifiquen. La diferencia es esa. Que ahora los medios de comunicación tradicionales y alternativos han dado paso a la magnificación de las protestas.

Lo importante, en mi opinión, sobre la indignación es, parafraseando al Che, que quienes se indignan cada vez que se comete una injusticia en el mundo, son compañeros/as. Y desde ahí se entiende que la indignación se convierta en movilización. Después de tantos años de defender y promover un sistema desigual, es alentador que ahora la gente se manifieste, proteste y reclame. Bueno, antes también lo hacía pero la prensa no prestaba atención. En cualquier caso, ayuda a recordar que otro mundo no solo es posible, sino necesario. Que la necesidad de cambiar, es urgente y global. Indignados del mundo, uníos!!!

Si embargo, la indignación se presenta en distintos contextos. Es posible que muchos/as indignados/as se contenten con obtener un empleo. La indignación europea no es violenta, y eso está muy bien. Mientras tanto se dan guerras e invasiones en Libia y los/as estudiantes chilenos/as soportan represión policial. Quienes “ocupan” wall street protestan por el irresponsable manejo financiero y la inequidad económica. En Sur América la “indignación” permitió el cambio político hacia gobiernos progresistas a partir del año 2000. La indignación es un sentir tan amplió, que es difícil darle coherencia.

Es importante encontrar algunos puntos comunes. Indignan los gobiernos que “no nos representan”. Indignan los mecanismos de mercado que en nombre de (una mal llamada) eficiencia cuestan vidas y provocan exclusión social. Indigna la falta de tolerancia. Indigna la falta de conciencia ambiental. Indigna la desigualdad. Indigna que la pobreza (multidimensional) se puede eliminar solo cambiando prioridades, pero no lo hacemos. Por favor, indignaos!!!

¿Queremos cambiar?. No lo tengo claro. Parece que queremos que otros/as cambien, o que cambien las cosas en nombre de todos/as. La indignación y la unidad, que da fuerza de movilización, solo sirven si se pasa a la acción. Sin embargo, no todos/as podemos concentrarnos en participar. Por ejemplo, en Ecuador el 33% vive con menos de USD 2 diarios. Hay que comer antes de salir a mostrar la indignación. No hay derechos políticos sin derechos culturales, económicos y sociales, y viceversa (pero esto requiere otra reflexión).

Si los gobiernos “no nos representan”, hay que preguntar: ¿es porqué no hemos querido participar?. Entonces hay que ser parte. Hay que exigir participación. Hay que tomar el poder. Si el “mercado” libre y campante que invoca a nuestros espíritus de codicia y avaricia, molesta. Y molesta porque fracasa como medio de desarrollo, entonces hay que cambiarlo. Y para cambiarlo, hay que regularlo. Además hay que generar alternativas para una economía real (no especulativa), justa e inclusiva. Hay que exigir participación. Hay que tomar el poder. Si las estructuras no lo permiten, entonces hay que hacer revolución.

Este es un tiempo que llama a indignarse, a unirse y a construir. Es vital estar en plazas, manifestarse y exigir. Pero el cambio se lo hace, no se lo pide. Hay que construir y para ello participar. Hay que cambiar el sistema y para ello hay que tomar el poder. Es claro y es urgente que se debe cambiar el paradigma del sujeto individualista, por el de sujeto solidario y responsable. Se debe construir desde lo local, y articularse (en redes) a lo global. Que la indignación no quede en plazas, que sea el inicio de propuestas y acciones de cambio radical al sistema. Que sea el inicio de un proceso responsable para la construcción de sociedades justas, equitativas y sustentables. Ojalá. Hay que participar. Hay que exigir el cambio. Pero sobre todo hay que cambiar. Indignarse y unirse, para tomar el poder.

18 de septiembre de 2011

Ley de control del poder de mercado

Reflexión: Control del poder de mercado
Andrés Mideros Mora

Con fecha 29 de agosto de 2011 el Presidente de la República, Rafael Correa, presentó a la Asamblea Nacional el proyecto de Ley Orgánica de Regulación y Control del Poder de Mercado (en adelante el “Proyecto de Ley”). A la fecha se ha realizado el primer debate en la Asamblea Nacional, y se está preparando el informe para segundo debate de esta importante Ley. Pero la primera pregunta que trae a la mente es ¿porqué regular el mercado?. Es una pregunta que muchos/as pueden expresar con asombro, cuando la idea del mercado perfecto, competitivo, autoregulado y generador de eficiencia ha sido posicionado por mucho tiempo y con gran fuerza mediática. Bueno, la realidad muchas veces no está en los medios y en las corrientes de pensamiento que se han tratado de imponer. El fracaso del mercado se ha visto en los niveles de pobreza e inequidad que se generaron en América Latina durante el siglo XX y en las disparidades latentes del comercio internacional, pero también en las crisis del siglo XXI en especial en Estados Unidos y Europa. En el caso del Ecuador el Censo Económico del 2010 generó la evidencia necesaria para poder aseverar que en el Ecuador, el libre mercado es un mito. Lo que existe es un modelo que se basa en la concentración económica, en prácticas abusivas y de explotación, y en que los/as consumidores/as sean los/as últimos en recibir un beneficio “justo” en relación al “precio” que se paga por bienes y servicios. Finalmente, es importante señalar que este tipo de legislación existe en varios países.

De esta manera, la pregunta de ¿porqué regular el mercado? queda clara. Más aún cuando se va hacia un modelo de economía social y solidaría donde el ser humano es el centro de la economía y está produce y circula bienes y servicios para la satisfacción de necesidades mediante la relación armónica entre sociedad, ambiente, Estado y mercado. En este sentido, el Proyecto de Ley es parte del proceso de institucionalización del nuevo sistema económico. Otros cuerpos legales que han sido aprobados son el Código de la Producción, la Ley Orgánica de Economía Popular y Solidaria, La Ley Orgánica de Empresas Publicas, el Código de Planificación y Finanzas Públicas, y se han reformado el Régimen Tributario Interno, el Servicio Civil y las Compras Públicas; En este proceso queda pendiente la reforma a la Seguridad Social (universalización) y la necesaria (aunque no en agenda) Ley de Responsabilidad Social Corporativa. La importancia del Proyecto de Ley, se da por el nivel de concentración económica existente en el país, por el perjuicio que esto genera a los/as consumidores/as, al desarrollo económico en justicia y equidad, y en especial porque la situación actual de pobreza en el Ecuador es en gran parte consecuencia de la irresponsabilidad rentista de las empresas ecuatorianas.

Después de esta introducción, la presente reflexión no busca entrar en detalle del Proyecto de Ley, sino más bien colaborar en el posicionamiento de la importancia y pertinencia del mismo.

Regulación y control del poder del mercado
El Proyecto de Ley busca regular:
i)          el abuso de poder del mercado,
ii)        los acuerdos colusorios y otras prácticas restrictivas,
iii)      la concentración económica, y
iv)      prácticas desleales.

El abuso de poder de mercado se genera cuando uno o varios operadores económicos distorsionan la competencia, mediante acciones u omisiones que afecten la participación de otros operadores, aumente márgenes de ganancias de forma no competitiva (apropiándose del excedente del consumidor), genere precios predatorios, imponga condiciones injustificadas en “competencia”, entre otros. Además, se regula el abuso de posición de dominio defendiendo a proveedores y consumidores.

En cuanto a prácticas prohibidas se establecen aquellas que alteren, infrinjan, falseen o distorsionen la competencia. La concentración económica (fusión, transferencia o vinculación entre empresas) se regula mediante un proceso de autorización basado en la situación de la competencia, el grado de dominio de mercado y las mejoras que de esta se podrían generar. Finalmente, las prácticas desleales son aquellas relacionadas con actos de confusión, imitación, engaño, denigración, comparación injustificada, explotación de reputación ajena, violación de secretos, violación de contratos y de normas y el acoso.

Sobre la actuación del Estado, se regulan los casos en que este puede restringir la competencia. Los casos contemplados son: monopolios legales en favor del interés público, sectores estratégicos de conformidad con la Constitución, la prestación de servicios públicos según se establece en la Constitución, para el desarrollo tecnológico e industrial, y para acciones afirmativas a favor de la economía popular y solidaria.

La regulación en la materia del Proyecto de Ley se establece desde la Junta de Regulación, cuya conformación y funciones, se establecerá en el Reglamento. Sin embargo, se establece que la rectoría de la Ley corresponde al poder ejecutivo. Esto en concordancia con la competencia exclusiva del Estado central de la política económica (Constitución, artículo 261, numeral 5). Por su parte el control se da desde la (nueva) Superintendencia de Control del Poder de Mercado. El o la superintendente/a se nombrará de conformidad al artículo 213 de la Constitución.

Las sanciones se establecerán desde la Superintendencia y se clasifican en leves, graves y muy graves. Además, el Proyecto de Ley establece las capacidades investigativas de la Superintendencia. Se debe señalar que a fin de determinar abusos del poder de mercado, a petición de parte o de oficio, se requiere de esta capacidad de acceder a información, que de todas maneras es una protección para los/as consumidores/as.

Reflexión
Esta Ley pone fin a la impunidad de prácticas monopolísticas y de otras que atenten contra la competencia. De esta manera protege la libre empresa en un marco de justicia, competencia y libre entrada, y protege sobre particas abusivas y desleales. Además protege a los/as consumidores garantizando competencia en el mercado y eliminado distorsiones que llevan a precios abusivos (capacidad de las empresa de apropiarse del excedente del consumidor). El Proyecto de Ley se enmarca dentro de la construcción del sistema económico social y solidario, al generar el marco de responsabilidades de la empresa privada como complemento de los incentivos establecidos en el Código de la Producción. No se puede bajo el discurso de “libertad de empresa” y “privacidad de la información de empresa” mantener un marco de irresponsabilidad que reproduce la inequidad y la injustica. Dados los incentivos (Código de la Producción) y definido el “código de conducta” (como se ha presentado a el Proyecto de Ley), el siguiente paso, que debería venir desde la empresa privada, es el fomento de la Responsabilidad Social Corporativa que garantice la vinculación armónica de los tres subsistemas de la economías social y solidaria (economía privada, economía pública y economía popular y solidaria).

Recomendaciones/comentarios al Proyecto de Ley
·      En el artículo 27, sobre las ayudas públicas, incluir como literal h “las ayudas destinadas a promover y fortalecer la economía popular y solidaria, así como a sus organizaciones”.

·        La Superintendencia no puede estar por encima de los órganos de justicia. Este punto sobre el artículo 76, literal f, en lo referente a autoridades judiciales. De la misma manera en cuanto a la acción de protección (artículo 66, último inciso), que se debe garantizar de conformidad al artículo 88 de la Constitución.

9 de septiembre de 2011

Del lucro, la indignación y otro mundo

Y vio Dios que era bueno…!
Diego Jiménez, sj.
Esta expresión, que en el libro del génesis se repite al final de cada una de las jornadas de la creación es un buen pretexto para nuestra reflexión. Dicha expresión (o quién la “inventó”) supone la posibilidad del error, de la equivocación. Carecería de sentido ver si algo está bien o no, cuando el actuar se considera a sí mismo, de antemano, infalible. No pretendo aquí polemizar con mis amigos y hermanos teólogos que le han gastado más de una pestaña a reflexionar estos temas y no con la ligereza con la que aquí yo pudiera hacerlo. Mi objetivo es otro.
Parece que estuviera de moda estar indignado. Ya casi que podemos decir que país que se respete tiene sus “indignados”. Así como no pretendo hacer exégesis, tampoco busco hacer análisis de modas y movimientos entre los cuales hay algunos que pareciendo serios, no son sino una puerta de escape, un entretenimiento más, un estilo más, o, como se diría en un jocoso y plástico argot colombiano, una pendejada más… (lo que no quiere decir que rebaje a nivel de pendejada los importantes objetivos que nuestros actuales indignados han conseguido). A este propósito recuerdo que en Quito, cuando “los forajidos” tumbaron al dictócrata Gutiérrez, algunos, que tan pronto se dieron cuenta que en esta manifestación social “pelucona” había un gran componente de novelería, aprovecharon y a muchos tristes y desorientados “forajidos” les vendieron fotografías en las que aparecían ellos y en la parte inferior de la imagen la leyenda: ¡mi primera marcha…! Nada raro que en el centro de muchos hogares que alumbraron a estos héroes de la patria hoy penda uno de estos retratos. No los culpo, es que la cultura de la velocidad no deja tiempo para pensar. Pero volviendo a nuestro punto, tampoco los forajidos son mi asunto aquí.
        Mi objetivo es conjugar el “y vio Dios que era bueno” con lo que, sobre todo en Chile, han significado los indignados. Dios vio que las cosas que hacía eran buenas y después de esta actitud que esconde quizá la más antigua formulación y mejor anticipación de la fenomenología alemana, se iba a descansar. Si Dios hubiese visto algo no bueno en su obra, seguramente no habría podido ir a descansar. Esto sí lo sugiere el génesis en tanto estos dos movimientos guardan una relación causa-efecto. Ahora, algo que no sugiere el texto pero que nos está permitido pensar, en virtud de nuestra libertad, es qué hubiese pasado si efectivamente alguna de las obras divinas no hubiese sido sido buena. ¡Se imagina…! Seguro la noción de descanso sagrado tendría otras implicaciones. Que tal, el génesis diciéndonos que antes de esta actitud fenomenológica, la Trinidad se pasó días, años, milenios, probando y ensayando, diciendo ¡no! ¡eso no! Hasta que al final ¡eureka! Tranquilos tampoco pretendo formular aquí una versión que titule algo así como “Lo que nos cuenta la Biblia” (título que vendería mucho y no aportaría nada).   
            Cómo les decía pretendo conjugar el “vio Dios que era bueno” con el papel de los indignados. Más bien no es el “vio Dios que era bueno”, sino todo lo que tuvo que ver para  finalmente poder decir: es bueno. Y es que parece que lo que finalmente pretenden los indignados, es ver qué (…) sea bueno, ¡o mejor!
            Hoy parece que el Cambalache argentino se encarniza más que antes. En muchas partes nos falta capacidad de asombro, capacidad de esperar algo distinto. Es mucha la impavidez que nos invade en sociedades en las que todo da igual, en las que todo vale, en las que el criterio último y esencial es el lucro. Es que todo tiene precio, todo puede ser vendido y comprado, todo puede ser negociado…            Y esto no nos sorprende. Lo máximo que provoca, en el mejor de los casos, es un cómplice suspiro. Y luego, a hacer negocio, a continuar traicionando nuestros más profundos y nobles ideales, que todos los tenemos, solo porque “de algo hay que vivir”.
            Desde hace varios años esta actitud de conformidad ha venido tiñendo al sistema educativo en casi todo el mundo. Cada vez más la educación se ha ido convirtiendo en un instrumento para fabricar generadores de renta. Pero esto no es lo peor; lo más triste es que ha sido con nuestra venia. Seducidos por el sueño frustrado y cada vez más lejano e imposible -la lógica terráquea así lo exige- de querer ser un país como los países “desarrollados”. Hemos interiorizado tanto al verdugo, que hemos querido ser como él. Y así con estos deseos fuimos inventándonos certificaciones de calidad, procesos de evaluación que nos hagan más competitivos, y, volviendo al tan rico argot colombiano, un poco de “maricaitas” que terminaron por descentrarnos. Y llegamos a tal punto de extravío que el objetivo último de la educación se nos olvidó, y nos quedamos con la idea que de lo que se trata es de hacer cosas prácticas y rentables.
            En algunos lugares del planeta el derecho a la educación, como un derecho universal, se convirtió en derecho de quienes pueden pagar. Educación de calidad para quien tiene más dólares. Claro, aquí calidad es educación para hacerte fábrica y ya sabemos de qué. Y esto fue pasando y nadie se asombraba. Nos parecía normal que la educación tenga, para algunas pequeñas mentes, al fin fines prácticos. Y poco a poco, y no por culpa nuestra, sino porque “de algo hay que vivir”, fuimos convirtiendo el sistema educativo en un negocio más. Hoy pululan, en toda ciudad que se respete, una especie de centros donde se fabrican pequeñas y desechables fabriquitas de hacer dinero. Desechables porque la calidad exige que esos conocimientos después de un año deban cambiarse.
Y así, palabras más palabras menos, llegamos a nuestros días. Y nadie se asombra; las cosas son como deben ser, y pasan porque deben pasar. Y no solo que no hay asombro sino que cualquier viso de duda o insatisfacción es anulado con frasecitas como “ya empezó el criticón”, “anda hecho el revolucionario”, “anda hecho el marxista”, “mejor trabaje, haga algo productivo y no joda”, entre otras… Lo que estos sabios consejos suponen es que la última palabra ya está dicha. No se si han leído a Spinoza, o al menos lo hayan escuchado mentar, pero sea cual sea el caso, es que como él ellos piensan que estamos en el mejor de los mundos. Todo está bien, todo es bueno y descansan… la última palabra ya ha sido dicha al puro estilo Fukuyama.
Sin embargo -hay unos cuantos marxistas trasnochados como gustan denominarlos algunos medios de comunicación o importantes analistas económicos y sociales, que creen que la última palabra aún no está dicha. Es que no nos cabe en la cabeza ni en el corazón que en este mundo el último criterio lo tenga el lucro. Es que aun pensamos que el ser humano es más que dinero. Y por eso, decidimos decir algo frente a los mercaderes de la educación.
Así surgen, de alguna manera y con estas motivaciones, algunos de los “indignados” chilenos que hoy nos recuerdan a todos que esa actitud tan humana de la admiración, con la que según muchos historiadores piensan nació la Filosofía, es condición sine qua non de la construcción de una sociedad más humana, justa, democrática… Estos malcriados muchachitos chilenos, usando ahora el argot de quienes están felices con el status quo, piensan que no todo está bien, que no todo es bueno y deciden, como quizá lo habría hecho la Trinidad, expresar su malestar y soñar con que “otro mundo es posible”… Este corto texto pretende ser un tributo a todos los indignados, no sólo chilenos, que no son solo una moda más, sino que creen que la última palabra no la tiene el lucro.

5 de agosto de 2011

La pobreza en el Ecuador

Pobreza multidimensional en el Ecuador
Andrés Mideros Mora

Esta reflexión busca introducir una, reciente, investigación sobre pobreza multidimensional, entre los años 2006 y 2010, en el Ecuador. Además, se pretende aportar al debate y las miradas que sobre la pobreza y la política social se están haciendo para la búsqueda del buen vivir. Dentro del debate sobre la pobreza existe acuerdo en que esta representa el nivel de carencia de bienestar, y por lo tanto la eliminación de la pobreza es el principal objetivo de desarrollo. Un segundo acuerdo es que la pobreza es un tema multidimensional, y por ende se debe superar las mediciones unidimensionales basadas, generalmente, en ingreso y/o consumo. Sin embargo, no existe acuerdo sobre la definición de pobreza ni en cuanto a las políticas necesarias para su superación.

Al ser la eliminación de la pobreza el fin último del desarrollo se debe entender que mirada se tiene de desarrollo. Otro acuerdo, de los últimos años, es en cuanto a la teoría desarrollada por Amartya Sen, quién considera al desarrollo como el proceso de expansión de las libertades de las personas para que estas sean capaces de lograr la vida que cada uno/a valora. Las libertades se establecen en lo político, económico, social y cultural, así como en la garantía de transparencia y la protección de derechos. En este sentido, se debe ampliar las capacidades de las personas para su funcionamiento como miembros de una sociedad. Las capacidades generan el marco para la búsqueda de igualdad. Es decir cada persona debe tener las mismas capacidades de lograr el nivel de bienestar deseado. Pero es importante considerar que esas libertades y capacidades se logran tanto por el actuar (rol de agencia) de cada persona, así como por las estructuras y acciones de la sociedad en su conjunto, y el actuar del Estado como proveedor de bienes y servicios públicos y garante de derechos. Un salto, importante es pasar de la mirada reducida de "capacidades" en cuanto a salud y educación, y pasar a un marco de derechos, más completo, como el que se pretende desde la búsqueda del buen vivir.

En este sentido, la construcción de una idea o concepto de pobreza/bienestar es un proceso social, que lleva a considerar las dimensiones de la pobreza/bienestar como un concepto político. Entonces se debe considerar las normas, valores, instituciones y procesos que conforman la gobernanza de las políticas sociales a fin de definir que es pobreza/bienestar, establecer objetivos (pacto social), seleccionar políticas y establecer mecanismos de financiamiento (pacto fiscal). Desde esta perspectiva la pobreza es un tema relativo, que se debe diferenciar tanto en tiempo como en lugar, y debe entenderse dentro de un contexto particular.

En el caso del Ecuador, la definición de bienestar se encuentra en la Constitución del 2008, al establecer el buen vivir como objetivo de desarrollo. La pobreza/bienestar se debe entender como la carencia/logro del buen vivir, y el pacto social se define hacia el logro igualitario del buen vivir, entonces la pobreza no debe ser reducida sino eliminada. La Constitución establece como derechos del buen vivir los siguientes: i) acceso a agua y comida; ii) vivir en un ambiente saludable; iii) libre acceso a información y medios de comunicación; iv) disfrutar, mantener y construir la identidad cultural, disfrutar el tiempo libre y beneficiarse del progreso científico; v) acceso universal y gratuito a educación; vi) vivienda adecuada y digna, y disfrutar del espacio público; vii) una vida saludable y acceso permanente a servicios de salud; y, viii) trabajo y seguridad social.

El gasto social en el Ecuador se incrementó del 4,7% del PIB en 2006 al 8,1% del PIB en 2010, evidenciando un importante cambio en la priorización y definición de la política social. Pero esto como resultado de cambios en la política económica. Es así que el servicio de la deuda pasó de representar el 9,1% del PIB en 2006 al 2,5% en 2010. Sin embargo el gasto social en el Ecuador (12,6% incluyendo transferencia de la seguridad social) sigue por debajo del promedio en los países Latinoamericanos (18%). Por su parte la presión fiscal (impuestos como porcentaje del PIB) pasó del 11,7% en 2006 al 13,7% en 2010, y se encuentra en el promedio de los países de América Latina, pero por debajo de los niveles de Brasil y Chile, y muy por debajo del nivel en los países de la OECD (34,8% en 2008). Es evidente que para lograr el pacto social de alcanzar el buen vivir en igualdad, un nuevo pacto fiscal es necesario.

La literatura sobre pobreza en el Ecuador establece que sus principales determinantes son: inequidad y exclusión social, bajo nivel de educación y salud, débil institucionalidad, corrupción, inestabilidad política, baja productividad e irresponsabilidad empresarial. Por su parte las medidas oficiales de pobreza en el Ecuador identifican el porcentaje de personas que se encuentran por debajo de una línea de pobreza. Estas medidas se basan en el nivel de ingreso o de consumo. Adicionalmente, se calcula la pobreza por necesidades básicas insatisfechas (NBI), el cual indica el porcentaje de personas que habitan en hogares con determinadas carencias. El Plan Nacional del Buen Vivir establece como objetivo reducir en 25% la pobreza por NBI en zonas urbanas y en el 50% en zonas rurales hasta el 2013. La pobreza por consumo se incrementó del 39,3% en 1995 al 52,2% en 1999, para luego retornar al 38,3% en 2006, mientras que la pobreza por NBI pasó de 53,6% a 50,6% y 45,8% en los mismos años. Además, la inequidad de consumo se incrementó de 0.43 en 1995 a 0.46 en 2006. Por su parte la pobreza por ingreso se redujo del 37,6% en 2006 al 32,8% en 2010, y la pobreza por NBI pasó de 46,9% en 2008 a 41,8% en 2010. Si  embargo estos indicadores tienen varias limitaciones. Primero, no permiten analizar el nivel o severidad de la pobreza, ya que asumen que esta es un tema discreto donde un determinado nivel de ingreso/consumo es suficiente para decir quién es “pobre” y quien no sin importar la distancia entre la situación de la pobreza y esa línea. Un segundo problema es que estos índices dejan de lado otras dimensiones de bienestar y por ende no capturan en su totalidad la problemática de la pobreza. Finalmente, estas medidas no guardan relación con la definición de desarrollo que se establece dentro de una lógica de fomento del buen vivir.

La pobreza multidimensional se identifica mediante umbrales diferenciados para cada una de las dimensiones de la pobreza. Para el caso del Ecuador estas dimensiones se pueden establecer desde los derechos del buen vivir. Sin embargo, otros derechos también deben ser analizados para un análisis completo. Lamentablemente, para identificar la pobreza desde el individuo o el hogar la información estadística es limitada. Utilizando la ENEMDUR se puede analizar la pobreza desde seis dimensiones: agua y alimentación; acceso a medios de comunicación e información; educación; vivienda; protección de salud; y, trabajo y seguridad social. Mediante este análisis multidimensional se encuentra que la severidad de la pobreza multidimensional se redujo de 17,9 a 15,6 entre 2006 y 2010. Esto significa que durante los últimos cuatro años no solo se redujo el número de personas en situación de pobreza, sino que el nivel (severidad) de la pobreza se redujo. Sin embargo, los niveles de inequidad no se han reducido (en cuanto a carencias en estas dimensiones) durante estos años. Estas inequidades se encuentran en contra de la población indígena y afroecuatoriana, la población rural y las mujeres. Además, se evidencia falta de protección de derechos y seguridad económica de las familias con personas dependientes (niños, niñas, adolescentes y adultos mayores).

En base a las dimensiones usadas se concluye que para eliminar la pobreza en el Ecuador se debe universalizar y ampliar la protección social (salud, jubilación, desempleo y discapacidad pero que también se deben ampliar las medidas de apoyo a las familias de acuerdo al ciclo de vida de sus miembros), y se debe profundizar la cobertura y calidad de servicios públicos, en especial en zonas rurales. Para implementar estas políticas además de la voluntad política y el respaldo social, se debe generar crecimiento económico, pero cambiando el modelo hacia uno de mayor igualdad y se debe garantizar un nuevo pacto fiscal, en coherencia con el pacto social, para garantizar la sostenibilidad de la política social.

Con esta breve síntesis, queda la invitación a revisar y comentar este estudio (Ver).

24 de julio de 2011

Lo que la semana nos dejó

Una semana para recordar
 Andrés Mideros Mora

La semana del 18 al 24 de julio de 2011 será recordada por lo que nos dejó. Primero la declaratoria de estado de emergencia debido a la intoxicación por consumo de bebidas alcohólicas adulteradas. Este hecho causó la pérdida de vidas humanas. Demanda acciones correctivas de control, regulación y sensibilización a nivel general. Por otro lado, se mostró la fortalecida capacidad del Estado para atender emergencias en salud. Pero la semana dejó otros hechos que tendrán repercusiones a corto y largo plazo. Diario El Universo, sus directivos y el editorialista Emilio Palacio fueron sentenciados por injurias contra el Presidente de la República. La Comisión que reemplaza al Consejo de la Judicatura entró en funciones, y se nombró a la representante de la Asamblea Nacional. Se tiene un nuevo Fiscal General. Y por último, el Gobierno se encuentra en proceso de cambio de Ministros/as y pierde fuerza en la Asamblea Nacional.
El Dictador debería recordar, por último, y esto es muy importante, que con el indulto, en el futuro, un nuevo presidente, quizás enemigo suyo, podría llevarlo ante una corte penal por haber ordenado fuego a discreción y sin previo aviso contra un hospital lleno de civiles y gente inocente. Los crímenes de lesa humanidad, que no lo olvide, no prescriben (Emilio Palacio, 2011. NO a las mentiras. Diario El Universo.).
Con este párrafo termina su editorial “NO a las mentiras” el señor Emilio Palacio, refiriéndose como “El Dictador” al Presidente Rafael Correa. Lo que señala es su interpretación de lo sucedido el fatídico 30 de septiembre de 2010. Adicionalmente, la defensa de Rafael Correa presentó cientos de artículos “injuriosos” publicados por diario El Universo. Si hay algo evidente es que los medios de comunicación en el Ecuador nada tienen de independientes. Siempre han defendido intereses económicos y políticos mediante la manipulación de la opinión pública. Resulta vergonzoso que estos medios se tomen la bandera de la “libertad de expresión” y quieran estar libres de responsabilidades. El párrafo es claro en cuanto a la acusación de un delito que realiza Emilio Palacio contra Rafael Correa. No es una opinión. Eso es injuria y debe ser sancionado penalmente. Este señor debe ser sancionado por cometer un delito, y que sirva de ejemplo para tener medios de comunicación responsables.

Los señores Pérez, directivos de diario El Universo, deben responder como representantes de este medio de comunicación. En el caso particular de injurias al Presidente de la República su responsabilidad se ha determinado mediante “responsabilidad coadyuvante”. Complicado. Esta figura abre un precedente peligroso. Se debe aclarar bajo qué condiciones se determina este tipo de responsabilidad frente a un delito. Se debe explicar si esa figura se da en derecho y es justa. Para ello se debe garantizar transparencia en los procesos de apelación que ya se han iniciado. De igual manera, genera dudas la capacidad de sancionar a una persona jurídica (Diario El Universio) por un delito penal. Algo insólito. Tanto los señores Pérez como Diario El Universo tienen responsabilidades frente a las injurias que se han realizado en este medio (artículos de opinión, pero también artículos de noticias y editorial del diario), pero se debe garantizar que se los sancione por la causa y de la manera adecuada. La sanción (a los señores Palacio y Pérez y al Diario) además de cárcel establece el pago de USD 40 millones. La cifra parece desproporcionada. Pero hay que saber frente a que. Se debe explicar el “daño emergente” y el “lucro cesante” generado, para entender como se determino este monto y su relación con procesos anteriores de injurias calumniosas. Pero en ningún caso se puede dejar de contar con mecanismos que protejan la honra de las personas. Ningún/a editorialista ni medio de comunicación (ni nadie) puede escribir y difundir información falsa y mucho menos calumniar. Es hora de que los medios de comunicación en el Ecuador sean responsables. Para esto la Ley de Comunicación es urgente e importante. Eso sí, y en general, hay que seguir luchando por una justicia transparente e independiente para que no queden dudas.

Es por lo último, que la Comisión Transitoria que reemplaza al Consejo de la Judicatura y que en 18 meses deberá reestructurar el sistema judicial, generó otro de los hitos de esta semana. Los representantes del Ejecutivo (Paulo Rodríguez) y de la Función de Transparencia y Control Social (Fernando Yávar) indicaron que se realizará un proceso de evaluación, donde “quién apruebe se queda, y quien no lo haga se va”. Me parece bien. Pero preocupa saber cómo se llenarán los puestos que queden vacíos. En la Asamblea Nacional se dieron extensas negociaciones para nombrar a su representante. Donde nuevamente se vio la irracionalidad de la oposición, al querer dilatar la elección. Finalmente, el día jueves se nombró como representante a Tania Arias. Una mujer capaz y comprometida con el país. No estuve de acuerdo con esta Comisión, pero la mayor parte del país votó SI. No estuve de acuerdo, porque no creo que la Función Judicial se pueda reestructurar en 18 meses. Además, se rompe con la institucionalidad que se buscaba generar después del proceso Constituyente, minimizando a la (ya débil) Función de Transparencia y Control Social. Además, la experiencia nos ha enseñando que “representantes” de otras funciones lo único que han hecho es cambiar de manos la justicia. Pero ganó el SI, y hoy es importante recordar estos nombres. Ellos y ella son las personas que tienen (literalmente) en sus manos la Justicia. Deberán evaluar, decidir, sancionar, destituir y nombrar. Esperemos que se den políticas integrales de largo plazo. Se debe empezar por formar ecuatorianos/as que puedan asumir las responsabilidades que se demandan. Esperemos que estas tres personas respondan al clamor ciudadano de  justicia proba e independiente. No queremos jueces ni juezas que respondan a intereses económicos, ni a intereses políticos, ni a la partidocracia, ni a Alianza País. Queremos jueces y juezas que hagan justicia. Este mandato está ahora en estas tres personas. Veremos.

Otro hecho sucedido en estos días fue la posesión del nuevo Fiscal General. El doctor Galo Chiriboga. Reemplaza a Washington Pesantez. Más allá de las denuncias en torno a las cuales se dio la selección y posesión, sorprende la “falta de personas” en el Ecuador para ocupar cargos públicos. No será de sorprenderse si el ahora ex Fiscal retorna a la función pública con un cargo de importancia, o si es candidato a alguna dignidad. Así como no es de sorprenderse que Galo Chiriboga ocupe un nuevo cargo público (uno más a su lista). Ojalá y la prioridad en la agenda sea eliminar la corrupción y el tráfico de influencias. Será posible?. Si no lo es, poco o nada haremos para tener la justicia que queremos.

Finalmente, el Gobierno está en proceso de reforma del Gabinete. Esta semana se dieron cambios en la SENAMI, anteriormente fue en el Ministerio de Deporte, y suenan nuevos cambios en la semana que viene. En la Asamblea Nacional apareció una mayoría transitoria, lo cual no sería raro si no fuera porque dejaba afuera al bloque de Alianza País. En este proceso se vio a asambleístas transparentar sus agendas personales. Es hora de que Alianza País se depure, y queden quienes comparten un proyecto político. Es hora de transparentar quienes quieren un cargo público, poder, y quienes trabajan por el país. Es un momento de cambios, decepciones, deserciones y nuevas pasiones. Se debe fortalecer los idearios y hojas de ruta de movimientos y partidos políticos, de movimientos sociales y de la sociedad civil. No es claro a donde, ni como, vamos. Hay mucha esperanza, pero también dudas. Esta semana habrá que recordarla.

13 de junio de 2011

Panorama de la economía ecuatoriana

Reflexión: Algunas cifras y percepciones de la economía ecuatoriana
Andrés Mideros Mora

Esta reflexión parte de la recomendable lectura crítica del libro “Balance de los primeros cuatro años del Gobierno de la Revolución Ciudadana” (de aquí en adelante “La CIP”) elaborado y publicado por la Cámara de Industrias y Producción (CIP). En el marco de esa lectura reflexiva otros dos textos son recomendables para complementar cualquier conclusión que uno quiera sacar del libro. El primero son declaraciones de la Ministra de la Producción, Empleo y Competitividad, Nathalie Cely[ (de aquí en adelante “Ministra Cely”); y, el segundo es un documento del BCE sobre sostenibilidad fiscal (de aquí en adelante “BCE”).

A continuación se sigue la lectura del libro de la CIP, lo contrapone con los otros textos y en ese proceso se presentan algunas consideraciones, como aporte al diálogo. Para empezar se debe tener en cuenta que un análisis comparativo como el que plantea la CIP, no muestra (porque no es posible) el verdadero efecto de las políticas del Gobierno, ya que estas deberían ser comparadas con un contrafactual adecuado (un Ecuador paralelo con políticas diferentes). Es verdad que esto es un planteamiento teórico, sin embargo están a disposición técnicas que permiten un análisis con mayor solides que el utilizado por la CIP, que se limita a la comparación de promedios entre dos periodos. Además, el análisis de la CIP no evalúa políticas específicas, sino que trata de evaluar al Gobierno en base a resultados medidos por indicadores económicos y sociales, desconociendo que para el logro (éxito o fracaso) de esos indicadores participa toda la sociedad de manera interrelacionada además de factores externos importantes, por lo que si bien los indicadores corresponden al periodo del actual Gobierno, ni el éxito ni el fracaso puede ser atribuido únicamente a este.


La CIP inicia su análisis de la economía comparando el crecimiento económico entre los periodos 2001-2006 y 2007-2010, y encuentra que el sector no petrolero de la economía ecuatoriana crecía a mayor tasa (promedio) en el primer periodo (4,6%) que en el segundo (4,3%). Ante este cálculo la Ministra Cely comentó que el análisis debería excluir el año 2009 (como lo hace con el 2000) para comparar periodos sin “crisis”, y que haciéndolo el segundo periodo habría presentado una mayor tasa de crecimiento (5,5%). Es importante señalar que en 2009 (año de la crisis mundial) la economía, aunque presenta la menor tasa de crecimiento entre 2000 y 2010, no decreció. La CIP acepta que “el modesto crecimiento de ese año [(2009)] de debió en parte a los efectos de la recesión mundial” (CIP, página 46) pero no explica (por lo menos técnicamente) porque se tomó este año para sus cálculos si existía este efecto. Sin embargo, el Ecuador ha crecido a menor tasa que el resto de países Suramericanos, con excepción de Chile y Venezuela, y eso da a pensar sobre diferentes condiciones y dinámicas. Al analizar el crecimiento por tipo de gasto la CIP muestra que el mayor crecimiento se da en el consumo del Gobierno, lo cual es cierto y responde a un cambio estructural y a un proyecto político, lo que se evidencia en el hecho de que el mayor crecimiento (que afecta el promedio) se da en el año 2008. Por su parte, en cuanto al consumo de las familias, formación bruta de capital fijo (inversión) y exportaciones si se retira el año 2009, el promedio es superior al del periodo 2001-2006.

En cuanto a precios, la CIP cambia el periodo de comparación y utiliza la tasa de inflación promedio entre 2002 y 2006, deja de lado el año 2001 dado su alto índice de inflación (22,4%) que es parte de los rezagos de la crisis de 1999. El resultado de la CIP es nuevamente que la inflación promedio anual aumentó de 4,7% a 4,9%. La Ministra Cely presentó cifras incluyendo el año 2001, en cuyo caso este promedio se reduce de 7,6% a 4,9%; y retirando el año 2009 decrecería de 7,6% a 5,1%. Un factor fundamental para cualquier análisis es ser consistente en los períodos utilizados. Además, se debe señalar que el año de mayor inflación es 2008 (8,8%) debido al incremento de los precios de alimentos a nivel mundial, lo que es señalado por la CIP pero, nuevamente, no se da ningún ajuste técnico para considerar este hecho. En el análisis comparativo con otros países de Suramerica Ecuador ha mantenido la cuarta inflación más baja entre 2002 y 2010.

Sobre la inversión la CIP se basa en la inversión societaria (creación de empresas y reinversión), la que pasó de un promedio anual de 2,8% (como porcentaje del PIB) en 2001-2006 a 2,4% en 2007-2010 (2,0% sin incluir el año 2009). Sin embargo, el indicador de formación bruta de capital fijo (presentado por la Ministra Cely) pasó de 25,9% a 27,8%, es decir aumentó. La CIP señala que no existe un ambiente de estabilidad jurídica y de incentivos a la inversión, lo cual es cierto, pero debe ser analizado dentro del proceso de cambio institucional que vive el Ecuador. Para esto se requiere generar y fortalecer las instituciones establecidas en el nuevo marco Constitucional, y generar el marco legal necesario. Este es un proceso que toma tiempo y requiere diálogo, pero debe empezar por aceptar la voluntad de cambio expresada por el pueblo ecuatoriano con el apoyo al proyecto político que lleva el Gobierno.


Al analizar trabajo y empleo, la CIP parte (asumiendo como cierta) de una visión de economía de mercado, basada en el mercado laboral. En esta visión el sector privado es el motor de la economía, y se presenta como “malo” el crecimiento del empleo en el sector público bajo el supuesto de que un “sector público grande genera ineficiencia”. Lo que deja de lado la CIP es que el sector público interviene en donde el mercado falla. Y si hay una gran verdad en la economía ecuatoriana, es que si hay “mercado” este ha fallado. Además, la supuesta verdad de que un “Estado grande es malo” es relativa, se podría decir que es malo cuando la acción privada es suficiente para generar desarrollo y justicia social, pero ese no es el caso en el Ecuador, y en ninguna economía. Entonces, diferentes estructuras socio económicas requieren Estados de distinto “tamaño”. Lo importante es que los poderes y funciones de las instituciones del Estado estén regulados por la Ley, en este caso la Constitución. El país requiere y ha optado (mediante varios procesos democráticos) por un Estado que provea bienes y servicios públicos de manera directa para la construcción de justicia social. Entre la provisión público o privada hay mucho espacio para el debate y la oportunidad de generar alianzas, y para ello se requiere dialogar, pero como ya se mencionó el primer paso aceptar la necesidad de cambiar.


En cuanto al “mercado laboral”, este debe estar vinculado a un sistema de “protección social” que cubra por lo menos los riesgos de desempleo, invalides, jubilación y salud, y proteja la reproducción. En esto ha fallado el Estado ecuatoriano históricamente, pero también las empresas privadas. En términos de protección social el Ecuador está lejos de cualquier sistema, y eso que hay opciones que van desde un sistema privado como el de los Estados Unidos hasta sistemas públicos y universales como en varios países europeos. La CIP analiza la variación en la ocupación plena entre diciembre de 2007 y marzo de 2010, a lo que la Ministra Cely (adecuadamente) puntualiza que esto ignora la presencia de estacionalidad en la serie (diciembre no es lo mismo que marzo). Entre diciembre de 2007 y diciembre 2010 la ocupación plena se incrementó 42,6% a 45,6%.


Sobre la relación entre empleo privado y empleo público, la CIP presenta como “malo” el crecimiento del empleo en el sector público en el periodo de la Revolución Ciudadana. Mientras la CIP determina que el empleo privado se ha reducido y el público se ha incrementado (mediante extrapolación de las encuestas de empleo del INEC, sujetas a variaciones estadísticas y a interpretación de definiciones), la Ministra Cely señala que la relación se ha mantenido en niveles estructurales de 80% (privados) y 20% (públicos) de acuerdo a la base de datos del IESS. En cualquier caso el aumento del gasto público genera empleo (temporal y permanente). Si bien (como se verá más adelante) el gasto público se ha incrementado mayoritariamente en gasto de capital, también es cierto que dos de los sectores con mayor incremento de gasto son los de salud y educación, donde el gasto es mayoritariamente corriente. Difícil imaginar centros de salud pública sin doctores/as, enfermeros/as y auxiliares, o escuelas públicas sin profesores/as. Pero la realidad, sobre todo del sector rural es que existen y ello requiere aún más (no menos) empleo público y “bien pagado”, eso sin incluir otras necesidades que demandan mayor gasto público (e.g. materiales, medicinas, infraestructura y mantenimiento).


Lo que se debe analizar sobre el empleo en el sector público, no es su tamaño sino su eficiencia y eficacia para alcanzar objetivos de desarrollo (en un marco de equidad y justicia social). Además, el empleo público promueve crecimiento económico al estimular la demanda, y la provisión bienes y servicios públicos, y la generación de infraestructura (inversión pública) aumenta la productividad de la economía. La discusión debe ser sobre su eficiencia y eficacia, no sobre su tamaño. Pero esta discusión (y su validación empírica) no es abordada por la CIP, ni por otro estudio actualizado para el caso ecuatoriano. Es claro que tampoco se puede decir que el sector público en el Ecuador es eficiente, pero la solución no es necesariamente reducir el número de funcionarios/as sino organizarlo de manera adecuada. Esto requiere evaluación de función pública a fin de que los funcionarios/as públicos sean asignados de manera eficiente. Es posible que sea pertinente reducir el número de funcionarios/as públicos (pero desde un análisis completo de la función pública, sus roles, objetivos, necesidades, eficiencia y eficacia), pero también es posible que se requiera fortalecer a las entidades desconcentradas y los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD).


En lo referente al sector externo, la CIP nuevamente excluye el año 2001 del periodo de comparación. Incluyendo este año y retirando el año 2009, la Ministra Cely presenta que las exportaciones han crecido a una tasa anual de 23% (15%, las exportaciones no petroleras) en 2007-2010 frente a un 18,5% (13,3% las exportaciones no petroleras) en 2001-2006. Sin embargo, se evidencia saldo comercial negativo entre 2008 y 2010; en este punto la CIP muestra una estrecha correlación entre el gasto público corriente y las importaciones, que la explica por el uso que los agentes hacen de sus recursos al cubrir sus necesidades de consumo mediante importaciones y no mediante consumo de producción nacional. Como solución la CIP sugiere (en negrillas) que el “Gobierno modere su gasto” (CIP, página 119) cometiendo el error de creer que una correlación indica causalidad, a pesar de haber explicado que esto se debe a decisiones de consumo de los hogares, y por ende a preferencias de consumo y/o falta de producción local. Por otro lado, la CIP presenta cifras que muestran disminución en el monto de remesas así como de inversión extranjera directa (IED), durante el periodo del actual Gobierno. El primero se explica por la crisis (desempleo) en Estados Unidos y Europa, mientras que la caída en IED como porcentaje del PIB es un síntoma de los cambios estructurales que vive el país y que, al menos de momento, no generan un marco atractivo para ese tipo de inversión.


En cuanto a la estabilidad fiscal la CIP señala que el actual Gobierno está llevando a un desbordamiento del gasto corriente. Sin embargo, en las cifras de la CIP se observa que mientras el gasto de capital se ha incrementado en 45,5% (promedio) entre 2007 y 2010, el gasto corriente lo ha hecho en 26,3%. Esto lleva a que la relación entre gasto corriente y de capital haya bajado de 3,9 a 1,7 (según cifras de la Ministra Cely), que refleja un gasto de mayor calidad. Es un hecho que el actual Gobierno es el que más ingresos ha percibido desde el año 2000. El BCE explica que esto se debe a varios motivos: i) es el Gobierno que más tiempo ha durado; ii) la recaudación tributaria se ha incrementado; iii) existe mayor renta petrolera; y, iv) se ha reducido el pago de la deuda. Es importante señalar que en el caso de la renta petrolera, el precio del petróleo se ha incrementado durante el periodo del actual Gobierno, pero es gracias a las políticas del Gobierno que el Estado se beneficia de estos excedentes, en lugar de destinarse al pago de deuda o ir a las compañías petroleras. Además, como se mencionó lo importante es la calidad del gasto público, y en el caso del actual Gobierno el mayor incremento se ha dado en gasto de capital y en los sectores de salud y educación, todos ellos motores de crecimiento económico endógeno a largo plazo (los efectos se verán después, si se mantienen las políticas), pero más importante generadores de desarrollo ya que amplían las capacidades de la población.

La preocupación sobre la estabilidad fiscal se da por la generación de déficit fiscal en los últimos tres años, en especial el año 2009 (crisis), y la CIP recomienda disminuir el gasto y aumentar el ahorro. La CIP presenta que en promedio 2007-2010 el déficit fiscal en el Ecuador fue de 1,4% (porcentaje del PIB), que es menor a los déficits presentados por Brasil y Venezuela y similar a los de Colombia y Uruguay, en el mismo periodo. Además, el déficit se redujo para el año 2010. Sin embargo, lo que esta preocupación y recomendación refleja, es buscar estabilidad ante posibles fluctuaciones de la renta petrolera, pero sobre todo evitar el incremento de impuestos como fuente de financiamiento. De acuerdo a la CIP la presión fiscal (impuestos como porcentaje del PIB) en el Ecuador se incrementó de 10,2% a 13,9% entre 2000 y 2009, siendo similar (aunque ligeramente mayor) a los indicadores de Paraguay, Perú y Venezuela, y menor a los de Chile, Brasil, Uruguay y Bolivia. Vale señalar, además, que el promedio regional está por debajo del de los países miembros de la OECD (35%). En este sentido, el Ecuador muestra espacio para aumentar la presión fiscal (incrementar impuestos) pero esto depende de diálogo social y voluntad política, es decir de los procesos de gobernanza y de la valoración que como sociedad se haga del gasto público. De la misma manera la CIP señala la carga que representan los subsidios en el presupuesto público, y en ese sentido el subsidio a los combustibles es un peso (no redistributivo) que se está pagando como sociedad, mientras que esos recursos podrían utilizarse para mejorar los servicios de salud y educación, y para políticas redistributivas. Lo complicado, es que la valoración social parece ser de apoyar subsidios y rechazar impuestos, lo que sin duda complica la estabilidad fiscal, y limita la capacidad política de cambiar.


Finalmente, como ningún análisis de la situación económica puede dejar de lado la situación de indicadores sociales, la CIP inicia por reconocer que el actual Gobierno ha superado en inversión social a las anteriores administraciones, y destaca las mejoras en salud, educación, vivienda, analfabetismo, mortalidad infantil y cobertura de servicios básicos. Además presenta que la incidencia de pobreza por ingreso se ha reducido de 37,6% a 33,0% entre 2006 y 2010, mientras que la desigualdad de ingreso lo ha hecho de 0,51 a 0,49, y el analfabetismo de 7,0 (en 2005) a 5,8; por su parte el índice de desarrollo humano ha mejorado al pasar de 0,68 a 0,70 entre 2006 y 2010. Sin embargo, la CIP señala que el ritmo de reducción de la pobreza por ingreso es inferior al del periodo anterior, lo cual es verdad. El error en el análisis de la CIP es que si se compara la pobreza por consumo en 1995 (39,3%) con el de 2006 (38,3%) se tiene que recién en 2006 se llegó a la situación anterior a la crisis de final de los 90s. Es fácil ver en la serie que presenta la CIP que la pobreza por ingreso se redujo de 50% a 38% entre el año 2003 y 2006, pero esto responde al regreso a la situación pre-crisis, y lo que indica son los años que esto tomó. Es claro que una reducción de 50% a 38% es mayor que de 38% a 33% (2010), pero tanto por el argumento presentado como por el hecho de que a menor pobreza la reducción demanda mayor esfuerzo (rendimiento decrecientes) no se pueden comprar los periodos ni los efectos de las políticas. En cualquier caso la reducción de la pobreza por ingreso en más de un punto porcentual por año es un logro significativo, ya que eso significa más de 140.000 personas saliendo de pobreza cada año. Además, como la CIP reconoce el nivel de pobreza de 33% es el mínimo histórico (desde que se tiene medición) en el Ecuador. De todas maneras, la medición de la pobreza mediante medidas unidimensionales es limitada. En un próximo estudio se presentará un análisis de pobreza multidimensional en el Ecuador para el periodo 2006-2010.


A manera de conclusión, se debe empezar por valorar el estudio de la CIP en cuanto aporta al debate y diálogo nacional. Sin embargo, queda clara la necesidad de generar espacios de encuentro para discutir las interpretaciones, más allá de las cifras, y establecer objetivos como país. En lo que seguramente todos/as estamos de acuerdo que un ambiente de inseguridad jurídica perjudica a la economía y la sociedad, pero hay que entender que ese ambiente es generado y reproducido por todos los actores. Hay que fortalecer las instituciones y confiar en ellas para la tomas de decisiones, y sin duda hay que participar. Parte de la inestabilidad es la constante desinformación sobre una situación económica que se aproxima al caos, lo cual es mentira. Pero puede ser el deseo a manera de profecía autogenerada de algunos grupos, empeñados en mantener el poder que tenían antes. La CIP muestra cifras y realiza un análisis que de ninguna manera muestra una situación de preocupación (a pesar de sus métodos que llevan a un panorama no favorable), aunque si da señales sobre la necesidad de mejorar el clima de inversión, y fomentar el necesario crecimiento económico. Pero este debe ajustarse a una visión de país y un proyecto de sociedad. Es evidente que el sector privado es un actor importante y que se deben dar condiciones para su fortalecimiento, pero eso demanda la implementación de altos estándares de responsabilidad social corporativa. El actor privado debe dejar de verse como un simple agente maximizador de utilidades, y buscar utilidades como agente de un proceso de desarrollo. Además, se debe entender que se busca cambiar el sistema económico hacia la concepción de economía social y solidaría, la que reconoce y valora al sector privado, pero también al público y a la economía popular y solidaria. Se está en un proceso de cambio donde el éxito o fracaso no será del Gobierno, sino de la sociedad.