2 de marzo de 2014

¿Qué viene después de las elecciones?

Por: @andresmideros

Pasaron las elecciones. Se ejerció la democracia desde la designación de representantes. Que quede claro; ahí no se agota ni la democracia ni la política. Los resultados dan cuenta de un “tablero” dinámico. Es curioso que después del 23 de febrero no haya celebración de victoria(s). Se intenta, de mucha formas, crear y celebrar derrotas. También hay oportunidades para ajustar visiones.

Ahora se intentan varios análisis desde la “bola de cristal” (es decir los ojos, historia de vida y preferencias) de cada autor/a. Entre ellos se encuentran “El candidato del odio” (aquí sin edición, y aquí el publicado), “Consejos de un tal Lenín, al Ecuador del siglo 21” (aquí), “Ecuador: análisis de coyuntura y nuevos escenarios políticos en el horizonte” (aquí), “Quito: ¿Cómo entender la derrota de Barrera/PAIS/Correa?” (aquí), "Derecha y revés" (aquí), “Elecciones y centralismo” (aquí), "Triunfo o derrota" (aquí), "Un águila no caza moscas" (aquí), entre otros.

Esta reflexión, busca aportar al diálogo social en marcha. Se divide en dos partes. Primero, se abordan algunos temas de la política nacional; y se cierra con una mirada sobre el contexto y las oportunidades en lo local, desde el caso de Quito.

Lo nacional:

A nivel nacional se consolida una tendencia desde el centro hacia la izquierda. Aunque a muchos/as disgustan, otros/as se están cansando, y otros/as no entienden, las etiquetas (“izquierda”, “derecha”, etc.) tienen importancia. Desde la izquierda se plantean ideas como “mercado con Estado”, “libertad con igualdad”, “individuos con sociedad”. Dentro de la izquierda, entre la socialdemocracia y el socialismo, la diferencia está entre proteger y compensar frente a acciones del mercado, y cambiar condiciones sociales, políticas y económicas desde las estructuras. En el centro hay ambigüedad; quien se dice de centro, no es nada (ergo, puede ser y acomodarse a cualquier cosa), no sabe qué es (está jugando, y quiere poder), o lo sabe pero quiere ocultarlo. Más sobre el “centro” aquí. Desde la derecha se plantea “libertad de mercado e individualidad”. Por otro lado, desde la izquierda se piensa un proyecto para la gente, para vivir y convivir, y reproducir la vida, en todas sus dimensiones; desde la derecha se piensa un proyecto para producir, comercializar, satisfacer necesidades (reales o creadas) de clientes, generar ganancias y así acumular capital (dinero). ¿Capital contra ser humano? Las diferencias son importantes. Claro, de un punto a otro, hay infinitas posiciones, matices y ambigüedades. Tampoco se trata de todos/as pensemos igual. Por eso siempre hay espacio para el dialogo. Además, todos/as tenemos los mismos derechos políticos (ver derechos de participación, en la Constitución).

Desde el centro-izquierda AVANZA, con Ramiro Gonzalez a la cabeza, viene a ocupar el vacío de la socialdemocracia que antes lideraba, en época de la partidocracia, la Izquierda Democrática (ID) de Rodrigo Borja (que sus sucesores, supieron destruir). Para la memoria colectiva es importante tener presente que Ramiro Gonzalez (desde la ID) fue binomio de León Roldós, en las presidenciales que ganó Rafael Correa con el entonces naciente Movimiento Alianza PAIS (en alianza con el Partido Socialista Frente Amplio, PSFA). Al aceptar la candidatura junto a Roldós, Gonzalez dejó la prefectura de Pichincha en manos de Gustavo Baroja (también de la ID), mientras Andrés Paez era diputado y Paco Moncayo era alcalde de Quito. Ahora tenemos a Paez aliado con CREO (del banquero Guillermo Lasso, bien a la derecha), a Moncayo en la casa (después de perder como candidato, de RUPTURA.25, a la Asamblea Nacional), a Gonzalez como ex-Presidente del Directorio del I.E.S.S. en representación del Presidente (desde donde tuvo buena base para fundar su propio movimiento, AVANZA) y como Ministro de Industrias del gobierno de Rafael Correa (MPAIS), y a Baroja en MPAIS, reelecto en la Prefectura de Pichincha, con apoyo de AVANZA (por lo menos la sede de la Naciones Unidas y 10 de Agosto, en Quito, la tiene a disposición). A esto se debe sumar que Marcelo Cabrera (alcalde electo de Cuenca) es otro ex-ID, pero también ex-democratacristiano. De la misma manera el prefecto re-electo de Azuay es ex-ID. Así, el reciclaje de la partidocracia se acomoda en el "centro", y recupera protagonismo.

MPAIS y AVANZA concentran el mayor número de prefecturas, alcaldías, concejalías y juntas parroquiales. La búsqueda de una alianza es natural, en especial porque AVANZA se construyó con beneplácito de MPAIS. El partido de gobierno sigue desde la izquierda, aunque después de siete años, se mueve de un aliado socialista a un aliado socialdemócrata. ¿Convergencia por voluntad popular?, ¿estrategia coyuntural? u ¿objetivo logrado?, sólo el tiempo lo dirá. Para no perder su espacio el PSFA ratificó su apoyo a Rafael Correa, e incluso jugó la carta de proponer la reelección indefinida. Carta peligrosa, pero entendible frente a un Ramiro Gonzalez envalentonado por declaraciones presidenciales y buenos resultados electorales. Es importante notar que el único vocero de AVANZA ha sido Gonzalez, no las nuevas autoridades electas. Con los resultados de MPAIS (que sigue siendo la mayor fuerza política nacional y en “territorio”), y alianzas con AVANZA y el PSFA, más la posibilidad de acuerdos locales (que MPAIS sabe cómo hacerlos), no hay duda que el gobierno de Rafael Correa, y la Revolución Ciudadana, está igual o más fuerte que antes. Lo que viene es ajuste de timón y cambio de posiciones, y la duda (o peligro) es el rol y fuerza de los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) y los liderazgos locales.

La proyección es alinear al proyecto político que se dirige desde la presidencia, y aclarar el tablero para las presidenciales de 2017. Las cartas de MPAIS, a la fecha, son la reelección de Rafael Correa (sobre la cual ya se están probando señales, pero requiere reforma a la Constitución), o un candidato que combine la izquierda-ideológica, la socialdemocracia y el “pragmatismo-capitalista” (que dentro de MPAIS apoya la inclusión, porque son pragmáticos, y donde se encuentran ex-democratacristianos, ex-socialcristianos y los/as del "centro"). Se deben activar mecanismos de democracia interna para consolidar un proyecto coherente a 2017. La tiene dura la izquierda progresista-ideológica dentro de MPAIS, pero si aprovecha la oportunidad puede reencontrarse con sus bases (las que crearon MPAIS), y fortalecer su tendencia dentro del movimiento. La izquierda "desencantada" fuera de MPAIS la tiene peor, toma como bandera un “árbol” y se olvida del “bosque”, hace el juego al “capital” (por no saber manejar su resentimiento) y se aleja de las demandas ciudadanas. Se queda parada, porque “no les mueven y no les moverán”. Esperemos que tome fuerza la idea de un frente amplio que incluya (o intente incluir) a todas las izquierdas. Es importante recordar que el Movimiento ALIANZA PAIS (Patria Altiva i Soberana) nació como, y es, una alianza.

Esperemos que MPAIS sea parte de una alianza que abarque desde la centro-izquierda hacia la izquierda. Al final las elecciones muestran que la población quiere nuevos representantes, quiere aire fresco. Que las alianzas permitan refrescar un proyecto que, sin duda, está cambiando al Ecuador para bien. Que se generen nuevos/as líderes/as (el proyecto, la "Revolución", no es, ni debe ser una persona). Que se fomente la inclusión de otros sectores, que se plantee un dialogo nacional para el Buen Vivir, que se de mayor espacio para la iniciativa privada responsable, y que se recuperen demandas populares sobre los derechos de la naturaleza, la despenalización del aborto en caso de violación, la no acumulación de poderes, la libertad de protesta social (incluyendo el “derecho” a levantar el dedo del medio, y a la "caricatura") entre otras. Vienen temas de gran importancia, como la reforma a la Ley de Seguridad Social, la Ley de Recursos Hídricos (Agua), La Ley de Tierras. Más allá de etiquetas, ahí se verá que rumbo se da al país, y la tendencia de gobierno.

Buen viento a las alianzas, pero ya lo dijo Seneca: “no hay viento favorable para un barco que no sabe a dónde va”. La hoja de ruta está en la Constitución, las 10 revoluciones del Programa de Gobierno de MPAIS y el Plan Nacional para el Buen Vivir; que las alianzas sean programáticas y no por mantener poder; que la política sirva para garantizar la política pública; que la erradicación de la pobreza, el auspicio de la igualdad, la equidad y la inclusión, la democratización de ciudades, el Buen Vivir rural, y que la construcción del poder popular se hagan realidad; y que el cambio de matriz productiva sea un medio (nunca un fin) para lo anterior. Cuidado nos disparamos en los pies.

Quito: lo local.

Sobre lo local, no se puede generalizar. Cada provincia, cada cantón, cada parroquia tiene sus realidades, en ellas se expresan lo mundial, regional y nacional, pero de diferentes maneras. MPAIS perdió en varias de las ciudades más pobladas, entre ellas destacan Quito, Guayaquil, Cuenca, Santo Domingo, Ambato, Portoviejo, Machala, Manta, Riobamba, Loja, Ibarra, Lago Agrio y otras capitales provinciales. Ganó Esmeraldas. En varias de estas ciudades MPAIS ganó en votación para prefecto/a (con algunos candidatos que antes pertenecieron a la "partidocracia", ejemplo de ello son algunos ex-PRE); Eso es importante, pero hay matices. Los/as alcaldes/as están en el día de día de las personas (servicios básicos, gestión de residuos sólidos y aguas residuales, espacio público, movilidad, convivencia, etc.), el gobierno nacional está en las "grandes" políticas (salud, educación, seguridad social, economía, seguridad, etc.) y las juntas parroquiales están en la vida comunitaria. En el caso de las prefecturas, sin desconocer buenas y malas gestiones, en las competencias de vialidad, riego y desarrollo productivo la participación del gobierno central sigue siendo muy alta. No quedó claro en la Constitución el rol de las prefecturas, y el impulso a construcción de regiones.

Desde el caso de Quito se pueden reflexionar varios elementos. Hasta el mejor candidato pierde con una mala campaña. Augusto Barrera, actual alcalde de Quito, es uno de los mejores cuadros de la Revolución Ciudadana: reconocido líder desde la organización barrial y la lucha popular, académico, co-fundador de MPAIS, miembro del buró político, ideólogo de la revolución urbana y otros ejes programáticos de MPAIS. Puso en marcha la reconstrucción de Quito, con logros y propuestas, que transforman estructuras y fomentan el "derecho a la ciudad", mencionadas en otras entradas de este Blog, pero con errores mal procesados, debilidad en servicios ciudadanos, fallas (involuntarias y voluntarias) en el registro y procesamiento de patentes e impuestos, limitada concienciación ciudadana sobre multas, "tramitología" excesiva y desorganizada, insuficientes obras y acciones de mantenimiento vial (de forma particular en barrios populares, ya que se priorizaron ejes principales de flujo) y distanciamiento con la ciudadanía.

Desde los poderes que se incomodaron por las acciones municipales, se inició una campaña de desprestigió al alcalde (más que a la obra, a la persona), desde hace cuatro años. No se la enfrentó. No se logró explicar con claridad, a la ciudadanía, el proyecto que está en plena marcha. Es un proceso cuyos resultados concretos, más importantes, vendrían en el siguiente periodo, sin desconocer lo mucho que se logró (mencionado en otras entradas de este Blog). Los objetivos, los tiempos, los plazos, los proceso, no se hicieron de dominio público. Se lo intentó, pero no se logró. La obra realizada no se vinculó de forma directa al liderazgo y visión del alcalde. Además, algunos mensajes que se transmitían molestaban a ciertos grupos, porque se decían “verdades a medias” o “medias mentiras”, depende de cómo vea cada uno/a el vaso. Con ese vacío de comunicación no se pudo dar tratamiento a algunos problemas de gestión (servicios ciudadano con tramitología excesiva, infraestructura y mantenimiento vial insuficiente, etc.), obras pendientes y limitaciones del proceso (muchas generadas en el Concejo Metropolitano), propios de cualquier administración, que pudieron tener mejor atención durante la gestión y mucho mejor abordaje durante la campaña. Pero se deja una lección interesante, los problemas de comunicación y el tratamiento a errores de gestión son una cosa, pero otra es haber trabajado sin interés personal, dejar la gestión sin insinuaciones que ponga en duda la honestidad de las autoridades, y sabiendo que no se usaron recursos públicos para campañas mediáticas (y manejo de redes sociales) de la escala que otros/as han implementado. ¿Qué es lo honesto, lo correcto, lo ingenuo, lo errado? Complicado, pero el pueblo manda con su voto. Gran problema tendrá el nuevo alcalde que ofreció reducir el presupuesto de comunicación; probablemente lo aumentará.

Quito demanda un/a líder/esa, porque le gusta su liderazgo como ciudad-capital, muchas veces con egoísmo. El ánimo estaba en ese sentido desde hace algún tiempo atrás. Quito ha puesto y botado presidentes, y le gusta disputar poder. No había costumbre de trabajar desde Quito junto al proyecto nacional. Por otro lado, en tiempos de la Revolución Ciudadana no es fácil (bien visto) intentar brillar, o tener el potencial de hacerlo con luz propia, menos cuando todos/as piensan en las elecciones presidenciales. Te atacan, desde adentro y desde afuera, en la gestión y la campaña. En este contexto, la “ayuda” presidencial a la campaña (de buena voluntad), parece que fue el mayor de los errores, opacó el liderazgo, polarizó, asustó, desesperó, se equivocó. Algunas opiniones que salieron durante la campaña son: “¿Y ahura por quién votar, vea?” (aquí), otra (sin título) aquí y “Carta a Augusto: la culpa es de la vaca Rafael?” (aquí), claro que también ayudó, pero lo que queda es el saldo final. Así, el voto fue para una cara producto del marketing. Una cara improvisada, sin plan, ni discurso propio, pero con grandes poderes detrás de él, que no dudarán en pasar a “cobrar”. No se votó por propuestas ni visiones. El ganador planteaba que “si podemos vivir mejor”, al igual que cuando Homero Simpson planteó “¿no puede hacerlo otro/a?” (aquí) la respuesta es obvia, pero nunca se aclaró que se piensa hacer para lograrlo. Homero, también, ganó las elecciones, con improvisación y demagogia, pero con una campaña “pegajosa”, esperemos que a Quito le vaya mejor que a Springfield.

El día de las elecciones el alcalde reconoció los resultados y ofreció una transición acorde a lo que Quito merece (aquí). Al día siguiente, Quito no festejó al alcalde electo, algunos festejaron que perdió el alcalde, y la mayoría guardo silencio, algunos/as incluso arrepentimiento. Lo digo desde espacios que visité a lo largo de la semana como la calle, la plaza, la liga barrial, el bus, la tienda e incluso la fila de la ventana de servicios del Municipio, en el centro. Algún autor dijo que se votó con odio, estoy de acuerdo. El odio no fue al proyecto, ni a la obra. El odio fue al silencio de uno y a la intromisión de otro(s). El odio creció en la falta de comunicación, en el mal tratamiento a errores administrativos, y en demandas de una ciudad progresista que, lejos de ser escuchadas, son atacadas desde el poder central. El odio se sembró desde actores económicos (con su central en la República y Amazonas), con financiamiento nacional e internacional, y otros sectores políticos, de todo lado, que ahora disfrutan la situación. Ahí están quienes tuvieron ruptura con MPAIS, que esperan que a todos/as les vaya mal, otros/as más cercanos/as, otros/as más lejanos/as, y varios/as quiteños/as arribistas que saben acomodarse en los ciclos (“pescar en río revuelto”), o creen que ciudad se construye sentado desde un sofá con un "teléfono inteligente" para tweetear. El odio pudo más que la razón.

Pasado el “chuchaqui” quedan oportunidades. Desde la municipalidad hay un plan en marcha que se debe continuar y vigilar, hay un camino marcado. Hay espacio para mayor participación y recoger propuestas desde la ciudadanía, que no tuvieron quien las escuche. El Concejo Metropolitano tiene un bloque importante de MPAIS (según resultados a la fecha, tendría 11 o 12, de 21, concejales/as), ahí está el reconocimiento a la obra, a la gente y al proyecto. Esperemos que ese bloque actúe como tal, y se acerque a la ciudadanía. Además, hay un 38% de votación sólida por el actual alcalde. Después de una campaña de desprestigio, tan dura, ese porcentaje es muy respetable. Se debe ayudar a planificar la gestión municipal, corregir errores y acelerar obras. El plan de trabajo del nuevo alcalde deja mucho que desear. Lo más consistente es continuar con las propuestas ya planteadas desde la actual administración. Esperemos que no sufra la ciudad por las ofertas demagógicas. Hay que vigilar las “facturas” de los financistas de campaña del alcalde electo, las que pasarán concejales electos como Ricaurte y Freire, concejales que salen como Villamar, y concejales reelectos como Marco Ponce (que brillan por ausencia en sesiones del Concejo). Nombres que darán mucho para hablar. La “factura” la pasaran estratégicamente. Se tiene el programa de gobierno de Augusto Barrera (ver aquí la participación, del alcalde, en el debate organizado por universidades en CIESPAL), que esperemos el nuevo alcalde sepa leer y seguir, como al guión que usó en campaña. Hay que apretar el paso y arrimar el hombro por el Quito que queremos.

La mayor oportunidad es entender que la ciudad se construye desde cada comunidad, desde cada barrio, desde cada parroquia. Que nada está dado y todo se puede perder. La participación ciudadana debe pasar de nivel, el objetivo es construir poder popular. La democratización de la ciudad, el espacio público, la movilidad no-motorizada, la construcción de nuevas centralidades, la inclusión social, el fomento productivo inclusivo, la legalización de barrios, la re-pavimentación, los servicios básicos, la cultura de paz, son parte del “derecho a la ciudad”, y como derecho se exige y se ejerce desde la ciudadanía, en las calles. El 23 de febrero se eligieron representantes (democracia representativa), pero queda la deliberación, la participación y la democracia directa como instrumentos que permiten ejercer el poder ciudadano.

Es hora de hablar de Quito, de pensarse como ciudad-región. La campaña no ayudó a este debate, pero ese vacío deja la oportunidad para la ciudadanía. El alcalde saliente deja, también, el proyecto de Estatuto Autonómico de Quito listo para ser discutido. Esperemos que el debate pase del bache de la puerta de mi casa, a la libertad con igualdad; esperemos que el debate pase del valor de la multa, a las relaciones de convivencia ciudadana y la cultura de paz; esperemos que el debate pase del valor de los impuestos, a la construcción de presupuestos participativos y a velar porque la obra pública sirva para cubrir las demandas ciudadanas, y mejorar la calidad de vida de todos/as; hay que colaborar, con equidad y solidaridad, para tener lo que queremos (no cae del cielo); esperemos que la acción colectiva vaya en defensa de una ciudad y un país, para todos y todas, para vivir, para Buen Vivir. Los resultados electorales reflejan coyunturas que (no)se supieron (des)aprovechar, pero la construcción de ciudad requiere de la participación de todos/as.

1 comentario:

  1. Jamás se me hubiera ocurrido el símil de Homero y el candidato ganador, me parece totalmente pertinente. Será importante revisar las obras del proyecto de Barrera que ya se encuentra en ejecución pero que todavía no se terminan, que luego se dirá que fue una obra del nuevo alcalde, la veeduría ciudadana será clave en este aspecto.
    La unión de las izquierdas es importante para 2 cosas: 1.- Que se mantenga el rumbo del proyecto; 2.- Para la existencia de mayor participación y debate, es decir, democracia tomando en cuenta otros puntos de vista pero con una misma visión y finalidad de inclusión social.

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