24 de octubre de 2011

Entre lo fiscal y lo social

Reformas tributarias
Andrés Mideros Mora

Leí en la prensa (El Comercio) un artículo sobre las reformas tributarias en el Ecuador. Más allá de que no compartí ni la forma ni el fondo con que se trató el tema, me hizo reflexionar. Parece que hay varias cosas que no están claras al momento de hablar de una reforma tributaria. Primero, la reforma se debe aprobar en la Asamblea Nacional. El SRI presenta al Presidente una propuesta. Segundo, algunos puntos que deben estar claros: (1) los impuestos financian el Estado, (2) el Estado usa los impuestos para brindar bienes y servicios a toda la sociedad, (3) los impuestos, también, son una herramienta para modificar las preferencias de consumo, (4) los impuestos reflejan una elección social, y (5) los impuestos deben ser progresivos para garantizar equidad. Equidad horizontal que demanda igual trato a personas/entidades iguales y equidad vertical que demanda trato diferente a personas/entidades diferentes. Y la diferencia entre personas/entidades se da en la “capacidad contributiva”.

El actual gobierno ha planteado varias reformas que han permitido, junto a una mejor recaudación, aumentar los ingresos tributarios de USD 4,8 mil millones (11,7% del PIB) en 2006 a USD 7,8 mil millones (13,7% del PIB) en 2010, con una tasa de crecimiento real anual, promedio, de 8%. Es importante señalar que la presión fiscal (impuestos como porcentaje del PIB) es menor a la que presentan Brasil y Chile (15%), y menos de la mitad del promedio en los países de la OECD (34,8% en 2008). Por su parte el gasto social pasó de representar el 4,7% del PIB en 2006 al 8,1% del PIB en 2010, con una tasa de crecimiento real anual, promedio, de 24%. La economía (PIB) creció a una tasa real anual, promedio, de 3,4% entre 2006 y 2010. En 2011 el PIB crece a tasas mayores.

En el mismo periodo (2006 a 2010), el porcentaje de personas con ingresos menores a la línea de pobreza (USD 56 per-cápita mensuales en 2006) se redujo de 37,6% a 33,1%. La severidad de la pobreza por ingreso pasó de 8,6 a 7,1. La pobreza multidimensional bajó de 17,9 a 15,6. El porcentaje de personas sin acceso agua potable de redujo de 32,1% a 27,9%. El porcentaje de personas con acceso a computadora en el hogar pasó de 19,6% a 28,2%. El porcentaje de personas afiliadas a la seguridad social pasó de 15,5% a 20,6%. Se han construido y mejorado carreteras, centros de salud, centros educativos. (datos)

La política social requiere financiamiento. El financiamiento viene de la sociedad mediante el pago de impuestos. Una reforma tributaria se entiende si tiene como objetivo generar bienestar. Para ello los beneficios (mayor consumo de bienes y servicios públicos) que se tendrán, como sociedad, deben superar los costos (reducción de consumo de bienes y servicios privados, reducción de inversión por parte de agentes-maximizadores-de-renta). En un esquema que busca la economía social y solidaria se debe encontrar el balance entre la Sociedad, el Ambiente, la Economía (popular + privada + pública) y el Estado.

Lo extraño de las pre-propuestas de reforma tributaria, o mejor dicho de la falta de decisión para presentarla es que no se lograba definir ni el objetivo ni el mecanismo. Se ha planteado una reforma “verde” que buscaría modificar hábitos de consumo hacia bienes y servicios amigables con el medio ambiente. Sin duda una forma de generar valor social. Se busca aumentar el impuesto a la salida de capitales, que está muy bien, aunque se debe pensar en excepciones y compensaciones para insumos (no sustituibles a corto plazo) y para migrantes. Al final el objetivo de ese impuesto es que el ahorro nacional (público y privado) se convierta en inversión el país y no en otros lugares.

Pero se deben transparentar varios temas. Una política social fuerte requiere financiamiento. No se ha presentado el argumento de que los impuestos se deben incrementar a fin de que el Estado pueda proveer los bienes y servicios necesarios (e.g. educación, salud, protección social, seguridad, justicia). Sin duda, de la mano se debe combatir, penalizar y eliminar la corrupción; se deben fortalecer las instituciones; lograr independencia de poderes; crear medios de comunicación independientes (de intereses políticos y económicos); generar un sistema financiero que sea actor de desarrollo (canalizador del ahorro hacia la inversión); regular la irresponsabilidad de la empresa privada.

Se debe dejar de lado posiciones dogmaticas que dicen que un Estado grande es malo, con el único argumento de que “el mercado es perfecto”. Ya sabemos que no lo es. Tampoco con el argumento de que la planificación centralizada garantiza el bienestar de todos/as. También, sabemos que no lo hace. Se debe tener equilibrio. El accionar del Estado se debe juzgar por su capacidad de proveer bienes y servicios con calidad, suficiencia y eficacia, también con eficiencia (pero no únicamente). Si hay otra manera (no pública) de proveer estos bienes y servicios y generar mayor bienestar, se lo debe hacer. Pero que el argumento venga con la propuesta (que quede claro que el fin es el bienestar no la rentabilidad ni la eficiencia sin suficiencia).

Pero también se debe generar conciencia social. El pacto fiscal debe responder al pacto social. Si se quiere bienes y servicios púbicos de calidad, hay que pagar impuestos. Si se quiere educación, salud, seguridad social, seguridad física, instituciones de calidad, se debe contribuir como sociedad. La contribución se da mediante el ejercicio de la ciudadanía. Sus derechos y deberes. La participación y el pago de impuestos, entre otros.

Al analizar la reforma tributaria (ahora que ya hay un proyecto, se podrá reflexionar en detalle) se debe pensar en su efecto en el bienestar, y en los objetivos que se tienen como sociedad. Es momento de empezar a pensar un proyecto de país.

19 de octubre de 2011

Protección Social - Seguridad Social: Reforma sí, pero integral.

Reforma a la Protección Social
Andrés Mideros Mora

La Protección Social se debe reformar en el Ecuador. Se debe profundizar, ampliar y mejorar. Eso es claro. Pero se debe ser responsable en las propuestas. La reforma debe ser integral, efectiva y sustentable. Integral en el sentido de que debe abarcar todos los espectros de protección, y acompañar el ciclo de vida de la persona. Efectiva como medida de cobertura de riesgos, herramienta de eliminación de la pobreza y la inequidad económica, y motor de desarrollo. Sustentable al hacer un balance entre el pacto social y el pacto fiscal que hacemos como sociedad. Pacto social desde los objetivos de justicia, equidad y protección que definimos para todos/as. La protección social es un tema universal. Pacto fiscal en cuanto es la sociedad la que debe financiar el pacto social.

La reforma a la protección social es urgente, pero debe ser responsable. Se debe dejar de lados proyectos de parche, a favor de un grupo o de otro. Hay muchas inequidades. La mayor es la baja cobertura a la población afroecuatoriana e indígena. La baja cobertura en zonas rurales. También la falta de cobertura a personas (hombres y mujeres) dedicadas/os a la economía del cuidado. La baja cobertura a jóvenes profesionales. El acceso, cobertura, calidad y calidez en salud y educación.  Se debe  ampliar cobertura y mejorar beneficios. Difícilmente se puede pensar en reducir la edad de jubilación. Se deben ampliar los servicios de manera integral hacia la niñez y adultos mayores. Se debe llevar los servicios y beneficios a los territorios mediante el sistema de distritos. Hay que vincular la protección social con la economía social y solidaría. Se debe entender que la protección social no es solo la seguridad social (aunque si parte importante).

Un llamado a que el debate sea para una reforma integral.

17 de octubre de 2011

Indignados/as

Indignados del mundo, uníos!!!… y después
Andrés Mideros Mora

La indignación está en boga. Ya lo escribió Stéphane Hessel, y muchos/as otros/as lo han escrito y dicho antes. Ya se lo dijo en Puerta del Sol en Madrid, se lo dice en Wall Street, y se lo ha venido diciendo en tantas plazas, desde hace tantos años. Hoy lo dicen millones de personas en centenares de plazas alrededor del mundo. Indignaos!!!

Y para indignarse sobran los motivos. Uno podría incluso indignarse de haberse indignado recién, e indignarse por los/as que aún no se indignan. Indignaos!!!.

¿Cuáles son los motivos de la indignación?. En el 2011 (y antes) la indignación se da por la injusticia. Pero, ¿qué es justo?. Parece que la desigualdad económica, social y política es injusta. Vaya descubrimiento. “Nunca es tarde”. Lo interesante es que si la desigualdad es injusta, entonces el sistema es injusto. El sistema económico (capitalista) se basa en desigualdades. Dualidades. Indignaos!!!

La indignación ya estaba presente antes de que alguien escriba un libro, y mucho antes de que en Madrid se tome este nombre y los medios de comunicación lo masifiquen. La diferencia es esa. Que ahora los medios de comunicación tradicionales y alternativos han dado paso a la magnificación de las protestas.

Lo importante, en mi opinión, sobre la indignación es, parafraseando al Che, que quienes se indignan cada vez que se comete una injusticia en el mundo, son compañeros/as. Y desde ahí se entiende que la indignación se convierta en movilización. Después de tantos años de defender y promover un sistema desigual, es alentador que ahora la gente se manifieste, proteste y reclame. Bueno, antes también lo hacía pero la prensa no prestaba atención. En cualquier caso, ayuda a recordar que otro mundo no solo es posible, sino necesario. Que la necesidad de cambiar, es urgente y global. Indignados del mundo, uníos!!!

Si embargo, la indignación se presenta en distintos contextos. Es posible que muchos/as indignados/as se contenten con obtener un empleo. La indignación europea no es violenta, y eso está muy bien. Mientras tanto se dan guerras e invasiones en Libia y los/as estudiantes chilenos/as soportan represión policial. Quienes “ocupan” wall street protestan por el irresponsable manejo financiero y la inequidad económica. En Sur América la “indignación” permitió el cambio político hacia gobiernos progresistas a partir del año 2000. La indignación es un sentir tan amplió, que es difícil darle coherencia.

Es importante encontrar algunos puntos comunes. Indignan los gobiernos que “no nos representan”. Indignan los mecanismos de mercado que en nombre de (una mal llamada) eficiencia cuestan vidas y provocan exclusión social. Indigna la falta de tolerancia. Indigna la falta de conciencia ambiental. Indigna la desigualdad. Indigna que la pobreza (multidimensional) se puede eliminar solo cambiando prioridades, pero no lo hacemos. Por favor, indignaos!!!

¿Queremos cambiar?. No lo tengo claro. Parece que queremos que otros/as cambien, o que cambien las cosas en nombre de todos/as. La indignación y la unidad, que da fuerza de movilización, solo sirven si se pasa a la acción. Sin embargo, no todos/as podemos concentrarnos en participar. Por ejemplo, en Ecuador el 33% vive con menos de USD 2 diarios. Hay que comer antes de salir a mostrar la indignación. No hay derechos políticos sin derechos culturales, económicos y sociales, y viceversa (pero esto requiere otra reflexión).

Si los gobiernos “no nos representan”, hay que preguntar: ¿es porqué no hemos querido participar?. Entonces hay que ser parte. Hay que exigir participación. Hay que tomar el poder. Si el “mercado” libre y campante que invoca a nuestros espíritus de codicia y avaricia, molesta. Y molesta porque fracasa como medio de desarrollo, entonces hay que cambiarlo. Y para cambiarlo, hay que regularlo. Además hay que generar alternativas para una economía real (no especulativa), justa e inclusiva. Hay que exigir participación. Hay que tomar el poder. Si las estructuras no lo permiten, entonces hay que hacer revolución.

Este es un tiempo que llama a indignarse, a unirse y a construir. Es vital estar en plazas, manifestarse y exigir. Pero el cambio se lo hace, no se lo pide. Hay que construir y para ello participar. Hay que cambiar el sistema y para ello hay que tomar el poder. Es claro y es urgente que se debe cambiar el paradigma del sujeto individualista, por el de sujeto solidario y responsable. Se debe construir desde lo local, y articularse (en redes) a lo global. Que la indignación no quede en plazas, que sea el inicio de propuestas y acciones de cambio radical al sistema. Que sea el inicio de un proceso responsable para la construcción de sociedades justas, equitativas y sustentables. Ojalá. Hay que participar. Hay que exigir el cambio. Pero sobre todo hay que cambiar. Indignarse y unirse, para tomar el poder.