24 de marzo de 2012

¿Qué ciudad queremos? ¿Qué ciudad hacemos?

Inseguridad, tráfico y otros males de la ciudad

La inseguridad ocurre ante los ojos pasivos de la ciudadanía. El camino más poblado, es el lugar más solitario. No los/as conozco, no me conocen, aunque vivimos o trabajamos en el mismo barrio. El tráfico es insoportable, la respuesta es adquirir más vehículos. ¿Acción racional?, ¿derecho de consumo? Mal de las ciudades. El tráfico y la inseguridad ocupan el debate público. Lamentablemente, poco se habla de sustentabilidad y solidaridad. Se exige más y mejores vías desde quienes prefieren y pueden pagar el uso de vehículos privados. Es el medio para movilizarse y protegerse desde una lógica individual. Se sigue pensando en la ciudad como espacio de producción, y no como el lugar donde se reproduce la vida. Se exige seguridad pero no se actúa cuando se la ve. Se lamenta ser espectador, agradeciendo no ser la víctima. Mala suerte para el/la otro/a.

Se piden soluciones viales frente al creciente uso de vehículos privados. ¿Vías exclusivas para cada auto? Los/as peatones se convierten en parte del paisaje que se observa por la ventana. No se los extrañará, si eso permite mayor velocidad de desplazamiento y eficiencia en el uso del tiempo. Se pierde el sentido de la ciudad. Si una persona cruza la vía, acelero. El espacio es de las maquinas, ya no de las personas. Quien no tiene auto compre uno, si no puede mala suerte. Acelero. Pero si puede, más tráfico. Entonces, más vías. Después, más autos. No importa si el costo es reducir espacios públicos, áreas verdes y la calidad de vida (ambiente, convivencia). No importa porque el objetivo es la eficiencia y la comodidad, no la vida en comunidad. No importa porque una minoría tiene “voz” y acceso a espacio de opinión, mientras la mayoría no forma parte del “debate”. El tráfico es culpa de los autos, es el precio (en tiempo) a pagar por su uso. El transporte colectivo, las ciclo vías, los espacios públicos y la creación de nuevas centralidades, en la planificación de la ciudad, garantizan movilidad y generan sustentabilidad. Más áreas verdes, más espacios públicos, más peatones, mayor convivencia crean una ciudad para vivir, una ciudad sustentable y solidaria.

Barrios, plazas, parques, bulevares, centros de comercio son los espacios donde coexistimos y hacemos comunidad. Lamentablemente, si se llenan de personas pero no de solidaridad y convivencia son espacios vacios. La delincuencia se esconde en estos lugares y se protege en la individualidad. Un espacio no es seguro por estar lleno de gente, lo es por la acción colectiva que nos protege en espíritu de reciprocidad y solidaridad. Combatir la inseguridad requiere eficacia por parte de la policía, eficiencia en el sistema de justicia, protección a víctimas y sanción a victimarios/as. Se necesita medidas de prevención, generar oportunidades para que delinquir no sea necesario, y garantizar sanciones para que delinquir no sea libre de riesgos. Hay mucho que exigir, y espacios para participar. Lamentablemente, la mayor impunidad viene de la falta de acción ciudadana. Cuando la delincuencia actúa los/as espectadores se “congelan” o apuran el paso. Cuando se dan espacios de participación, no asiste.

Lo fácil, lo lamentable es vivir encerrados/as y exigir soluciones sin preguntarse, ¿qué hago yo? La ciudad tiene muchos males y muchas virtudes. Pero la ciudad no existe si la gente que ocupa el espacio no la llena de vida y solidaridad. ¿Qué ciudad queremos? ¿Qué ciudad hacemos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario